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Cuando el sexenio se va

Javier Fuentes de la Peña

Los mariachis ensayan Las Golondrinas. Las despedidas comienzan. El llanto brota. Pronto llegarán los días en que Enrique Martínez vuelva a ser, muy a su pesar, un ciudadano común y corriente.

El tiempo de gloria se esfuma. Se callan las voces que antes decían “Señor Gobernador”, “Ilustre mandatario”, “Admirado guía del destino nuestro”. ¿Dónde quedaron las decenas de personas que no paraban de elogiar sus acciones? ¿Dónde aquéllos que sin el más mínimo reparo alababan a Enrique Martínez para alimentar su ego y procurarse así un futuro mejor?

El viento desprende cruelmente las hojas del calendario. La adulación y los mimos no son ya de Enrique Martínez, sino de Humberto Moreira.

En las oficinas estatales los burócratas ven con cierta melancolía el retrato del todavía gobernador, como queriéndose grabar esa imagen pues saben que dentro de muy poco un nuevo monarca aparecerá en el paisaje de sus oficinas.

Seguramente el sentimiento de tristeza se ha adueñado ya de Enrique Martínez. Fueron tantos años en los que buscó convertirse en el gobernador de Coahuila, para que ahora, en un abrir y cerrar de ojos, tenga que bajarse del trono. ¿Cuál será el futuro del otrora preprecandidato del PRI a la Presidencia de la República? A como están las cosas en nuestro país, es difícil prever algo. Sin embargo, lo más seguro es que por ahora busque convertirse en senador y, así, brincar al equipo del próximo presidente de México.

Si alguien me pidiera referencias de Enrique Martínez, por ejemplo el sucesor de Vicente Fox, yo sin dudar lo recomendaría. Ahora, cuando su Administración está a punto de concluir, no puede negarse que fue un buen gobernador.

Durante su gestión impulsó grandes proyectos sociales. Existieron finanzas sanas, duplicándose los ingresos en el sexenio y logrando que Coahuila no tuviera deuda alguna. Además, se trabajó arduamente por mejorar la infraestructura del estado, lo que seguramente se convertirá en un motivo de atracción para los inversionistas. En cuanto a la asistencia social, debe destacarse el trabajo realizado en el DIF por su esposa, la señora María Guadalupe Morales de Martínez. Sobresalen además las acciones del Voluntariado de Coahuila, y también de la Secretaría de Desarrollo Social. Quizá uno de los principales logros de la presente Administración fue el de haber construido el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón, gracias al cual, decenas de niños han encontrado una vida mejor.

Se construyeron miles de viviendas, beneficiando no sólo a cientos de familias coahuilenses, sino también a constructores que sostenían una larga amistad con Martínez y Martínez. En cuanto a la educación, queda el mal sabor de boca del bajo aprovechamiento escolar, sin embargo, esto no borra las obras emprendidas en este rubro, pues durante el sexenio se construyeron y se rehabilitaron cientos de espacios educativos, lo que seguramente redundará en una futura mejoría.

El empleo fue el talón de Aquiles de la Administración de Enrique Martínez. La dificultad de los tiempos en los que tuvo que gobernar, así como la deficiente labor de Ignacio Diego Muñoz al frente de la Secretaría de Planeación y Desarrollo, provocaron el cierre de empresas y el reiterado recorte de personal en múltiples compañías.

Existen obras, sin embargo, que mancharán el recuerdo de Enrique Martínez. Entre ellas se encuentran el Distribuidor Vial Revolución, en Torreón, y el puente Otilio González, en Saltillo. Además, no puede dejarse de mencionar el Bulevar Colosio, cuyas numerosas curvas tocan, casualmente, los predios del gobernador.

Seis años pasaron pronto. Mucho trabajó Enrique Martínez durante este tiempo, aunque, siendo sinceros, sus sueños utópicos lo distrajeron durante meses. El fruto ahora es el reconocimiento del pueblo, y su premio consiste en pasar a la historia como un buen gobernador de Coahuila. Por el bien de todos, espero que ese talento como servidor público lo haya acompañado a la hora de escoger a su sucesor. Desgraciadamente Humberto Moreira no parece poseer el talento administrativo y el liderazgo que caracterizaron a Martínez y Martínez. Ojalá que me equivoque, y así, dentro de seis años, pueda decirse lo mismo de él que lo que ahora se dice del todavía gobernador.

javier_fuentes@hotmail.com

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