EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Para Esteban Rodríguez, gomezpalatino que se dedica a la obra, los días se dividen en buenos y malos, dependiendo de factores como el clima, el ánimo con que se levante y cuánto alcance a conversar con sus hijos durante la cena.
Cada mañana se despierta temprano y se traslada a San Pedro, donde labora como albañil. Le parece una contradicción el hecho de vivir en una ciudad como Gómez Palacio y viajar diariamente a un municipio más pequeño para trabajar, pero agrega que ?así está la cosa, raro, pero así está?.
Dice que cuando los días son buenos, desayuna y cena con su esposa e hijos, pero cuando son malos, muy apenas puede asomarse a su recámara y verlos dormir antes de irse a trabajar y encontrarlos ya descansando cuando regresa de San Pedro.
Explica que sólo estudió hasta primaria porque vivía en un ejido y la situación económica de la familia era muy difícil. Confiesa que se casó a los 30 años porque hasta entonces pudo juntar para comenzar un matrimonio y tener hijos.
Prefiere el clima nublado, pues su trabajo requiere que se asolee durante casi toda la jornada, un día bueno comienza cuando ?le cae el 20? de que sus tres varones, de 14, 12 y nueve años, están sanos, tienen comida y asisten a la escuela.
?A veces no es tan fácil, uno se queda en los problemas del diario y parece que es mal día, pero luego ya se reflexiona y se da cuenta que no, lo bueno es que ellos están ahí para enseñarme lo bueno?, cuenta el orgulloso padre, que recién cumplió los 45 años.
Con los ojos brillantes y una gran sonrisa en su rostro, dice que también hay días que son extraordinarios, como aquél cuando todavía no eran las cuatro de la mañana y lo despertó el más pequeño de sus muchachos para decirle que sus hermanos lo estaban asustando.
Entre risas, dice que fue más que bueno porque su niño no podía dormir y pasaron las últimas horas de la madrugada platicando sobre sus caricaturas favoritas y por qué su mamá no quería que se juntara con algunos de sus compañeros de la escuela.
?Cuando los días son buenos se siente en el ánimo, hasta parece que todo mundo es amigo de uno, y cuando son malos, sentimos que todos nos odian?, dice Esteban un tanto pensativo, ?pero cuando son extraordinarios, es porque hubo detalles que valieron la pena la desmañanada?.