La actitud es la disposición que se tiene para enfrentar las distintas situaciones que se presentan en la vida; la buena, positiva, da respuestas y resultados adecuados; por el contrario, la mala y negativa genera mayores dificultades y confusiones, llevando comúnmente al fracaso.
La actitud ha sido la clave para que algunos seres humanos encuentren las soluciones que están buscando; los que no dan la orientación adecuada a sus sentimientos y actitudes se hunden en sus propios problemas, los acrecientan y en muchas ocasiones los agravan.
Es la actitud lo que ha diferenciado a pueblos y agrupaciones; a unos los ha impulsado al éxito y a otros al fracaso; así de simple.
Esto viene al caso por los distintos ejemplos que me dio el doctor Laszlo Lenteiei, catedrático de la Universidad de Budapest, que hablaba de las grandes dificultades que su pueblo ha debido encarar por los cambios vividos en muy poco tiempo: del comunismo al aprendizaje de la democracia y la ansiada integración con la Comunidad Europea, que los ha recibido con apoyos y exigencias a los que deben responder con eficiencia y eficacia.
Como profesor de políticas económicas y desarrollo regional, ha estudiado diferentes casos de Europa, especialmente los más cercanos a su país y como ejemplo de la actitud positiva citaba a los trabajadores de una conocida armadora de automóviles de la República Checa, comparándolos con otra alemana que emplea obreros inmigrados de Turquía y que ha fusionado a la primera.
“Cuando vamos a comprar un auto de la armadora checa, sabemos que será más difícil que falle, en comparación a la alemana, a pesar de que la segunda haya comprado a la primera. La explicación es simple –decía– y es que los primeros están orgullosos de su trabajo y saben que con él engrandecerán a su país; los otros, están trabajando en una nación extraña y lo hacen por dinero solamente, buscan cumplir con su trabajo y ganar lo necesario para mantener a sus familias”.
Explicaba que la citada actitud tiene mucho que ver con la identidad cultural y su defensa; comentaba cómo los cambios políticos que se han dado en Hungría a causa de las distintas guerras que han peleado (en las dos guerras mundiales combatieron, las perdieron y padecieron sus consecuencias, incluidas las económicas) han provocado movimientos de sus fronteras políticas; de paso han obligado a distintos grupos étnicos (gitanos, rumanos y los mismos húngaros) a aceptar reglas y leyes de otros habitantes que no tienen sus mismos usos y costumbres; con todo, a través de los años han sabido conservar sus tradiciones y defenderlas. De nuevo es la actitud hacia la vida y sus retos lo que hace que las personas salgan adelante al enfrentar los problemas y hasta fortalecerse con ellos.
Algunos estudiosos del liderazgo dicen que es la actitud lo que hace diferentes a los unos de los otros; es más, hablan de que el éxito tiene que ver hasta en un ochenta por ciento con la intención (buena orientación y actitud hacia la vida) y un veinte por ciento con el conocimiento. Dicho de otra manera: los que tienen una buena actitud para enfrentar la vida salen adelante, aún cuando no tengan los vastos conocimientos que otros poseen o que no aplican en forma positiva.
Resulta muy interesante observar a los estudiantes de una de las instituciones educativas de Barcelona; estando de visita en esa universidad, reconociendo toda su tradición y fuerza, constatando que posee recursos que son limitados en comparación con otras ricas de los Estados Unidos, se puede confirmar que ellos ocupan, hasta saturar diariamente las bibliotecas; estudiando, consultando, haciendo tareas, aún cuando no tengan a su alcance en forma sobrada los recursos tecnológicos que los estadounidenses poseen, aprovechando el tiempo y los libros para prepararse mejor.
Su actitud generalmente los lleva al éxito y han logrado que, hasta cambien las políticas de evaluación (exámenes y otras actividades para obtener calificaciones), con base a la tradición de la actitud responsable hacia los estudios de licenciatura; es frecuente que no tengan el examen final que presentan los estudiantes latinoamericanos, aunque a cambio realizan muchos trabajos de investigación, tareas y análisis.
Esa actitud individual hace que las sociedades sean más responsables y participativas en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales, comunes, cotidianos.
Igual sucede en temas de conservación de los recursos naturales como el agua o el cuidado para evitar la contaminación del ambiente; es lo mismo si hablamos de responsabilidades en el cumplimiento de deberes ciudadanos, por ejemplo al acatar algo tan simple como las reglas de tránsito vehicular. ¡Claro que ellos no sufren las penurias de nuestro transporte público denigrante o los abusos de los temidos agentes de tránsito!
Cuando se vive una actitud de responsabilidad compartida, los resultados se reflejan en cuestiones tales como seguridad, transporte y otros servicios; en otras palabras en la calidad de vida social, política y hasta económica.
Ni qué decirle de la seria responsabilidad que sienten las autoridades civiles en cuanto a dar respuesta satisfactoria a las demandas y necesidades de sus ciudadanos; claro que existen excepciones en personas y que algunos estados responden con mayor compromiso que otros, pero en general, la respuesta en actitud positiva es grande, muy distinta a las dadas por nuestros politiqueros que gustan del amarillismo periodístico como medio de promoción individual. Desde luego que ni se imaginan que existen los personajes bochornosos que parasitan al sistema político mexicano, como los que muy frecuentemente exhiben sus miserias humanas en los medios de comunicación.
Todos, conforme a las medidas de sus posibilidades y responsabilidades participan con esa actitud constructivista. Así, por lo general, podemos ver a ciudadanos entregados y dispuestos a cumplir con sus compromisos sociales y hasta fiscales; a trabajadores atendiendo sus jornadas con responsabilidad y hasta pasión; estudiantes aprovechando el tiempo en las escuelas; trabajadores del Estado cumpliendo con su quehacer lo mejor posible; en general, cada uno contribuyendo con su pequeña parte individual para construir un gran todo general, que les genera riqueza; es el resultado positivo de la adecuada disposición hacia la vida comunitaria; la diferencia entre el primer y tercer mundo.
Estamos iniciando el año dos mil cinco, con otros propósitos para ser mejores en lo individual, en nuestra responsabilidad social, familiar y compromiso laboral.
México vive momentos de fuertes confrontaciones entre partidos políticos; crisis religiosas; enorme competencia en el campo productivo con serios problemas económicos y fuertes presiones del exterior. Nuestra actitud será importante para alcanzar buenos resultados, que se medirán en términos de calidad de vida de nosotros, los seres queridos y los que habrán de venir al mundo como mexicanos de las nuevas generaciones.
Este “Diálogo” está orientado a invitarlo a revisar nuestra actitud y poner en la mesa de discusión lo importante que puede ser para la vida individual, familiar y social. ¿Qué opina sobre el tema?
ydarwich@ual.mx