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Cuidemos al México joven

Yamil Darwich

La madurez de los individuos, al dejar el hogar familiar también es importante, aunque desgraciadamente vaya pareciéndose más a los estilos de vida anglosajones.

?México joven, políticas y propuestas para la discusión? es un concentrado de estudios sobre la juventud mexicana publicado por la UNAM, a mediados de la década pasada. Es un trabajo prospectivo sobre los jóvenes mexicanos, llevado hasta 2030, considerando la visión futurista que los autores tienen de ellos y que hasta ahora se ha visto confirmada con hechos históricos y estadísticas nacionales.

El coordinador es el maestro Rafael de Jesús Cordera Campos, actualmente secretario de la Unión de Universidades de Latinoamérica y a pesar del tiempo, el trabajo de investigación se mantiene en constante actualización y resulta muy útil para comprender el cambio de actitud que muestran los jóvenes hacia las realidades cotidianas, siendo de especial valor para todos aquellos que intentamos comprenderlos, o al menos aprender a vivir de la mejor forma la relación joven-adulto. Su importancia, vista desde ese ángulo, es grande para el público en general, de ahí la razón que me lleva a escribirles este ?Diálogo?.

Sin duda que el patrimonio más importante de la nación es su población, los seres humanos y de entre ellos los jóvenes, que representan el futuro en todos los sentidos; conocemos los problemas que enfrentan algunos países de la Unión Europea, que han decrecido dramáticamente, hasta ser alarmantes las cifras en número de menores y baja del índice de nacimientos. El fenómeno impacta desde los aspectos laborales hasta los macroeconómicos, manifestándose, desde luego, en lo social. España es buen ejemplo: a medida que disminuyen los adolescentes tempranos y tardíos, han debido aceptar la migración de personas de los estados vecinos, pasado el Mediterráneo y a otros de Sudamérica; en sus grandes ciudades encuentran una clara relación entre el arribo de extranjeros y el incremento de la inseguridad pública. El futuro se ve difícil, además que todos los índices de natalidad siguen disminuyendo en el Viejo Continente, los que ya han llegado hasta a aplicar estímulos fiscales para promover el embarazo.

Según los estudios de José Gómez y Daniel Hernández, ambos maestros universitarios, la disminución de la fecundidad es un hecho en México y calculan que para 2030, será predominante la población adulta.

También demuestran que el 46.9 por ciento de los hogares mexicanos no tiene jóvenes y que aunque el 54.5 por ciento está integrado con familias de padre, madre, hijos y parientes, el 13 por ciento de los muchachos vive con su mamá y sus hermanos, presentándose entre ellos con mayor frecuencia ?estrés económico?. Lo triste es que a partir de los 12 años empiezan a dejar la escuela y para los 19, sólo el 30 por ciento continúa recibiendo algún tipo de educación escolar; las mujeres la abandonan a menor edad y son menos aún las que continúan estudiando.

La media en los varones señala que a los 16 años dejan la escuela y entran al primer trabajo; a los 23, abandonan la casa paterna y antes de los 25, ya están casados o unidos libremente. A los 26, en promedio, ya tuvieron su primer hijo.

Las mujeres dejan la escuela a los 16.3 años pero entran a trabajar hasta los 19.5, y abandonan el hogar a los 21.7, para tener su primera unión a los 22.2 y a los 22.7, su primer hijo.

La mentalidad sobre la unión de pareja y familia va cambiando para bien: los jóvenes piensan que en los problemas y decisiones importantes ambos deben participar, aunque el 60 por ciento de los varones piensa que la mujer debe encargarse de limpiar la casa, contrastado con un 36 por ciento que lo ve como obligación de los dos.

El 50 por ciento de los jóvenes piensa que el cuidado de los niños es responsabilidad de la pareja, aunque el otro 50 por ciento considera que es deber de la mujer. En relación a la decisión de tener hijos, el 84 por ciento contesta que es de los dos; y el 81 por ciento tiene relaciones sexuales cuando ambos lo desean.

Los varones ponderan en grado de importancia: el estudio, la ayuda en las labores del hogar y tener pocos hijos; las mujeres dicen que es importante: trabajar fuera de casa, estudiar y en tercer lugar parir pocos vástagos.

También les preguntaron sobre la sexualidad y los varones continúan mostrándose más permisivos que las mujeres; curiosamente el 63 por ciento de los muchachos piensa que tener relaciones premaritales está bien, pero sólo el 41 por ciento opina igual en el caso de las muchachas; en cambio, sólo el 36 por ciento de las féminas aprueba la vida sexual activa (coito) antes del matrimonio.

Desde luego que aun en esta información estadística se reflejan problemas de machismo, pero es claro que va en franco decremento; lo invito a que compare con la opinión pública y los puntos de vista de los jóvenes de hace veinte años.

Es muy interesante el cambio de actitud hacia una mayor responsabilidad en las cuestiones de relación matrimonial y cuidado de los hijos, especialmente el rompimiento del paradigma del hogar, donde la mujer era responsable del aseo, cuidado de los vástagos, la cocina y otras labores que las dejaban en posiciones de esclavas en la modernidad.

La madurez de los individuos, al dejar el hogar familiar también es importante, aunque desgraciadamente vaya pareciéndose más a los estilos de vida anglosajones.

Como usted podrá analizar, la juventud mexicana está más preparada para enfrentar su vida adulta, mejor de lo que estuvimos los ahora más viejos. Tienen una visión más justa y compartida del compromiso de formar un hogar y ponderan mejor la educación como un medio para vencer las limitaciones materiales y hasta la pobreza, aunque los mayores no sepamos cuidarles y exigir calidad en su formación integral universitaria.

Sin embargo, nos queda mucho por atender, especialmente nuestros valores familiares, usos y costumbres sociales, que visto está, sobrepasan en calidad a la vida más permisiva y superficial de los jóvenes de otras culturas. Desgraciadamente la impresión empírica es que gracias a las influencias de los medios de comunicación que motivan a la imitación, nuestros muchachos están orientándose en ese sentido, tendencia que debemos detener. De nuevo aparece la educación familiar y la de las escuelas como importantes factores, con grave responsabilidad histórica.

El reto que tenemos como nación es grande: enfrentar la competencia mundial del mundo globalizado con menos recursos humanos jóvenes, insuficientemente preparados y con mala cobertura de sus necesidades primordiales, fenómeno del que no hemos logrado desprendernos y que tampoco podemos continuar eludiendo.

Lo cierto es que vamos avanzando como mexicanos y desarrollando una diferente cultura social, haciendo que ahora dudemos de la veracidad de ese refrán que dice ?todo tiempo pasado fue mejor?. ¡Y qué bueno!,...¿verdad? ydarwich@ual.mx

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