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ROMA, ITALIA.- El Papa Juan Pablo II apareció ayer por algunos minutos en la ventana de su habitación en el Hospital Policlínico Gemelli de Roma, donde fue internado de urgencia el martes pasado por una crisis respiratoria.
El pontífice, que lucía pálido y demacrado, pronunció con voz incomprensible la bendición apostólica luego que el sustituto de la secretaría de Estado, monseñor Leonardo Sandri, leyera la oración por la misa dominical del Angelus.
Asimismo, el Papa pudo saludar a la multitud con la mano derecha. “También desde el hospital, en medio a otros enfermos, a los cuales va mi pensamiento afectuoso, continúo sirviendo a la Iglesia y a la humanidad entera”, dijo un mensaje del Papa leído por Sandri.
“Que llegue a todos ustedes, queridísimos hermanos y hermanas, y a todos los que en todos los rincones de la Tierra están cerca de mí, la expresión de mi reconocimiento por el afecto sincero y participativo que en estos días he advertido de modo particularmente intenso”, continuó el mensaje.
“A todos y a cada uno de ustedes aseguro mi gratitud, que se traduce en constantes invocaciones al Señor según vuestras intenciones, como también por la necesidad de la Iglesia y por las grandes causas del mundo”, dijo.
El pontífice se asomó poco antes de que iniciara la misa dominical del Angelus, aunque la catequesis fue leída por monseñor Sandri. Juan Pablo II permaneció ante la ventana todo el tiempo que duró la breve misa y la lectura de su mensaje.
Al lado del Papa se vieron, además de Sandri, sus secretarios particulares, monseñor Stanislado Dsiwisz y monseñor Mietek, que aparentemente maniobraban la poltrona alzable en la que Juan Pablo II se encontraba sentado.
Cientos de fieles se reunieron ante el hospital y miles más aplaudieron al Papa en la Plaza de San Pedro, donde fueron instaladas pantallas gigantes.
El Hospital Gemelli, donde estaban desplegadas las televisoras de todo el mundo, fue puesto bajo máximas medidas de seguridad.
