EFE
Houston, Texas.- Los acontecimientos relacionados con la polémica y el escándalo del consumo de esteroides por parte de los peloteros del beisbol profesional de las grandes ligas, siguen generando nuevas revelaciones y evidencias que confirman cada vez de manera más clara su existencia y la gravedad del problema.
La entrada ayer en vigor de la primera política antidopaje, que permitirá hacer exámenes de orina al azar a los jugadores profesionales que están en los campos de entrenamiento, significa también el reconocimiento oficial del problema y un comienzo tibio de intentar dar soluciones positivas.
Mientras, la figura del ex pelotero cubano José Canseco, el hombre que a través de su libro autobiografía ?Juiced: Wild Times, Rampant ?Roids, Smash Hits, and How Baseball Got Big??, cada día adquiere mayor importancia como responsable de haber hecho la primera denuncia seria sobre el consumo de esteroides.
Su acción, cuestionada por todos los altos estamentos del deporte pasatiempo nacional, pero alabada por la opinión pública en general, los políticos y los defensores de la eliminación del consumo de substancias prohibidas dentro y fuera del deporte, ha permitido que ahora otros directivos hayan comenzado a reconocer que también conocían de la existencia del problema.
Después que el piloto de los Cardenales de San Luis, Tony LaRussa, fuese el primero en admitir que conocía el consumo de esteroides por parte de Canseco cuando estaba bajo su dirección con los Atléticos de Oakland, pero que no podía hacer nada porque dentro de la liga no existían mecanismos para solucionar el problema, ahora ya son dos directivos los que se han expresado de la misma manera.
Se trata de Kevin Towers, gerente general de los Padres de San Diego, y John Schuerholz, de los Bravos de Atlanta, quienes admitieron a distintos medios de comunicación el conocimiento del consumo de esteroides por parte de algunos jugadores de sus respectivos equipos. Ambos directivos también se lamentan de la falta de cauces legales y laborales dentro de las grandes ligas para hacer pruebas antidopaje y evitar el consumo.
?Hablé con los jugadores sobre el consumo de esteroides, pero mi frustración fue la misma de otros muchos directivos, que al final no podíamos hacer nada?, declaró Schuerholz al periódico Atlanta Journal-Constitution. ?Todo lo que podíamos hacer si teníamos sospechas, era preguntarle al jugador, y si la respuesta era negativa, entonces ahí se acababa toda la historia?.
Schuerholz recordó que no había manera de hacerle ningún tipo de pruebas, porque en los distintos convenios colectivos no incluían para nada el control antidopaje.
El asunto era tabú cada vez que llegaba el momento de las negociaciones, y de inmediato se marginaba para que fuese omitido de manera consciente y sistemática.
La nueva realidad que se vive en el control antidopaje del beisbol sólo ha sido posible gracias al descubrimiento de las substancias prohibidas que producían los laboratorios BALCO y a las denuncias de Canseco.
Anteriormente, también lo había hecho el ex ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Nacional, Ken Caminiti, quien el año pasado falleció en Nueva York por causa de una sobredosis de drogas.
Towers reconoció que se sentía con cierto remordimiento de no haber podido hacer más por ayudar a Caminiti cuando estuvo con el equipo, y sabía que consumía esteroides.
Las nuevas revelaciones y admisiones, tanto por parte de los directivos como de los profesionales, ya no dejan ninguna duda del oscuro pasado que se ha vivido dentro del beisbol profesional, en el que la cultura de la trampa estaba admitida desde las altas esferas del deporte pasatiempo nacional.
La entrada en vigor de la nueva política antidopaje, aunque considerada por muchos como poco severa con los posibles infractores, va a marcar un punto de partida importante en la lucha por convencer a los fanáticos que el deporte del beisbol profesional deja de estar bajo la nube de la sospecha permanente.
Otra implicación con la entrada en vigor de la nueva política antidopaje, es el reconocimiento implícito por parte de la gerencia del beisbol y del sindicato de jugadores que deben compartir la culpa de todo lo que ha sucedido hasta ahora y que la negación sistemática ya no es una opción ni tiene validez.
La admisión de que dentro del deporte del beisbol existían substancias prohibidas como los esteroides, la hormona de crecimiento humano y las anfetaminas debe darse también en su momento de manera oficial, porque negarlo ya no es posible, ahora ya lo sabe todo el mundo.
Inclusive, jugadores como el segunda base Jeff Kent, quien ha criticado con dureza la actuación de los directivos del beisbol y del sindicato de jugadores en cuanto al asunto del control antidopaje.
?Ha llegado el momento de que como mejor liga del mundo debemos también tener el mejor control antidopaje, lo mismo que sucede con los atletas que participan en unos Juegos Olímpicos?, destacó Kent. ?Los controles que se van a hacer no son ni fiables ni son solución para corregir el problema del consumo de substancias prohibidas?.
Kent, que firmó como agente libre con los Dodgers de Los Ángeles, reiteró que la ausencia de las anfetaminas de la lista de substancias prohibidas que se incluyen en la nueva reglamentación antidopaje, no es la mejor manera de recuperar la credibilidad.
