Descansarán los cardenales en el recinto aislado de Santa Marta durante el periodo de selección del nuevo Papa
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ROMA, ITALIA.- Los cardenales católicos se mudaron desde ayer al recinto aislado de la residencia de Santa Marta donde descansarán durante el Cónclave en el que se elegirá al sucesor del Papa Juan Pablo II.
Los 115 cardenales inician hoy el Cónclave secreto en la Capilla Sixtina sin un favorito claro que dirija la Iglesia de mil 100 millones de miembros.
Algunos de los ?príncipes de la Iglesia? celebraron misas en Roma ayer, pero rehusaron especular acerca de los votos haciendo hincapié en la naturaleza espiritual de su cruzada.
?La gente piensa que vamos a votar como en unas elecciones. Pero es algo completamente diferente. Vamos a escuchar al Señor y al Espíritu Santo?, dijo el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga de Honduras.
En la cuenta atrás para la votación histórica, muchos medios han centrado sus especulaciones acerca del sucesor de Juan Pablo II en el cardenal Joseph Ratzinger, sugiriendo al prelado alemán como uno de los principales papables.
Muchos de los observadores del Vaticano dudan si este personaje, cuyos dogmas conservadores han polarizado al mundo católico, estaría capacitado para ganar la mayoría de dos tercios necesaria para llegar a convertirse en el sucesor número 264 del primer Papa, San Pedro.
Esto podría dejar el campo abierto para otros candidatos menos disgregadores, quienes podrían unir las numerosas facciones que han surgido dentro de la organización religiosa más grande del mundo.
CUATRO VOTACIONES DIARIAS
Los cardenales realizarán cuatro votaciones diarias hasta conseguir la mayoría necesaria.
De los ocho Cónclaves celebrados durante el siglo XX, ninguno de ellos duró más de cinco días, y dos terminaron el segundo día.
La votación para la elección del polaco Karol Wojtyla, Juan Pablo II en 1978, duró tres días y sólo fueron necesarias ocho votaciones.
Mientras que en los pasados Cónclaves, los ancianos cardenales estaban forzados a vivir en celdas aisladas dentro de la Capilla Sixtina, para esta ocasión los cardenales dormirán en la cómoda residencia de Santa Marta, construida en medio de los preciosos jardines del Vaticano.
Los cardenales atenderán a una misa hoy por la mañana en la Basílica de San Pedro. A las 4:30 de la tarde (hora de Roma) se introducirán en la Capilla Sixtina para comenzar las deliberaciones.
Según la prensa, existen 15 potenciales papas, entre los que destacan los cardenales italianos Dionigi Tettamanzi y Angelo Scola, el brasileño Claudio Hummes, el nigeriano Francis Arinze y el hondureño Maradiaga.
Esperanza en Latinoamérica
Con entusiasmo y cautela, el continente de la esperanza está pendiente del Vaticano para ver si ha llegado la hora de que la Iglesia Católica proclame a un Papa latinoamericano.
Seis nombres alimentan esa esperanza entre los 20 cardenales del hemisferio que participan en el Cónclave que elegirá al sucesor de Juan Pablo II.
Pero como nadie sabe por quién votarán los 115 cardenales con derecho a voto -los que tienen menos de 80 años- y en vista de que ellos han jurado no decirlo a nadie, todos los candidatos, los de Latinoamérica y el resto del mundo, entrarán en la Capilla Sixtina con las mismas probabilidades.
Después de todo, una legión entre los supuestos candidatos de los expertos suele ?entrar en los cónclaves como papas y salir como cardenales?, según un refrán corriente en el Vaticano. Y todos recuerdan que Karol Wojtyla no era candidato de nadie antes del Cónclave, que recibió muy poco apoyo en la primera votación y que luego fue proclamado Papa.
Los latinoamericanos estarán representados esta vez por 20 cardenales de doce países, después que uno de ellos no pudo venir por enfermedad, el arzobispo emérito de Monterrey, México, cardenal Adolfo Antonio Suárez Rivera, de 78 años.
Entre los demás, los expertos y los medios han destacado seis nombres como ?papables?: el argentino Jorge Bergoglio, el brasileño Claudio Hummes, el chileno Francisco Errázuriz, el colombiano Darío Castrillón, el hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga y el mexicano Norberto Rivera Carrera.
Mientras tanto, los candidatos latinoamericanos suscitaban entre sus compatriotas una mezcla de esperanza y cautelosa expectativa.
Para el embajador de Chile ante la Santa Sede, Máximo Pacheco, ?existe la posibilidad de que el próximo Papa sea sudamericano porque es donde está el mayor número de católicos del mundo y hay personalidades muy sobresalientes dentro del episcopado de muchos países latinoamericanos?.
DESAFÍO A ENFRENTAR
Ojos cerrados y manos en alto, los fieles de la Iglesia Universal del Reino de Dios, como poseídos de una hipnosis colectiva, siguen cada palabra que les dice el predicador para materializar sus más íntimos deseos: un nuevo automóvil, una casa, salud, mejor trabajo o el retorno de un amor perdido.
Al frente, cruzando la plaza, los fieles del templo de la Iglesia Católica, al parecer sin experimentar ningún fervor y algunos sin disimular bostezos, escuchan al sacerdote que habla de la resurrección.
Las dos iglesias son más que un estudio de contrastes. Se trata de una virtual lucha continental entre la Iglesia Católica y las sectas evangélico-protestantes por ganar seguidores y por el poder, prestigio y dinero que con ellos pueden llegar.
Uno de los desafíos más formidables para el nuevo Papa será, justamente, rescatar el terreno perdido por la Iglesia Católica en favor de los evangélicos en América Latina, hogar de casi la mitad de los mil millones de católicos que hay en el mundo y donde las sectas han experimentado un crecimiento explosivo.
Millones de latinoamericanos han sido atraídos por el dinamismo de los servicios de los cultos evangélicos y sus promesas de intervención divina para mejorar sus vidas.
Hace 50 años, más del 90 por ciento de los latinoamericanos era católico. Hoy, un 70 por ciento son nominalmente católicos, un 20 por ciento protestantes y el diez por ciento no se identifica con religión alguna, según un informe de la Universidad de Notre Dame.
En Río de Janeiro, cada semana fueron fundadas más de cinco nuevas iglesias -el 92 por ciento evangélicas- durante tres años de la década pasada, según un trabajo investigativo del Instituto de Estudios Religiosos.