EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Europa representa para el artista americano, el ideal de pureza técnica y el perfeccionamiento de la disciplina, existentes en la cultura occidental y ambicionados en las occidentalizadas.
Esto es parte de lo que se puede observar en la obra de Daniel R. Gordillo, un artista aparentemente nuevo pero con un amplio sentido de la plástica.
?Puesto que el corazón y el espíritu siempre quedan vinculados a la tierra en que han nacido, el aprendizaje en el viejo continente no obedece sino a la búsqueda de reconocerse y construirse con la esencia de lo propio y lo obtenido en la experiencia, es decir, lo que uno es y lo que uno hace?, comenta el autor.
Esta obra será inaugurada hoy en el Museo Histórico de la Ciudad Casa del Cerro, en punto de las 8:30 de la noche. Toda la obra es un trabajo realizado por Daniel Gordillo en España, donde actualmente cursa sus estudios de arte.
Al respecto de su obra, Daniel tiene muy claro hacia dónde va y qué lo empuja hacia esos conceptos: ?Cuando hablo de herejía, lo hago utilizando su significado en varios niveles: como una reorganización de lo establecido en las instituciones artísticas que a partir del mestizaje, como cuestionamiento de una doctrina oficial (cualquiera, no sólo la religiosa), y como una profanación deliberada de la representación tradicional?.
Todos estos niveles, envuelven una intencionalidad en la continuación de los componentes originales -lo divino y lo profano, lo real y lo irreal, la academia y el autodidacta, lo humano y la exterioridad-, pero amalgamados en dualidades que resultan en algo ajeno a lo que hasta ese momento era lo normal.
Las piezas de Daniel son fuertes en apariencia pero profundas en contenido, las gamas son nostálgicas pero muy actuales, su obra es impredecible, es una sorpresa cada trazo que el espectador va descubriendo en la imagen, el color trasgrede una intención subterránea y confunde con la perfección de la técnica.
Fusiones de cuerpos. Miradas lánguidas y nada inocentes, siempre conservan una pulcritud en el lienzo, las piezas parecen tener un recorrido inminente hacia la destrucción, un ciclo que no termina, una evolución del inicio al fin, un círculo que se está cerrando y de pronto, estalla.
Ajeno, distinto e incluso contradictorio. Y es la contradicción, lo que no debería ser y sin embargo es, el punto de partida para crear un bestiario de seres deformes que surgen desde ámbitos como la sexualidad, la jerarquía social, o la administración de la espiritualidad, donde el desacuerdo con la normalidad oficial, produce un hereje.