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De amor, sexo y pócimas en Santo Domingo

Santo Domingo, (EFE).- Extracto de garrapata o jalea africana, "Vente conmigo" o "No me olvides", todo vale si es para conseguir amor, y si no que se lo digan a las tiendas de hierbas medicinales dominicanas, donde se comercia con el amor y el desamor.

Los vendedores de estas tiendas, conocidas como botánicas y en las que además de hierbas se ofrecen todo tipo de pócimas, negocian con uniones y desuniones, con odios y con pasiones, porque como ellos mismos admiten, "afortunadamente el amor no pasa de moda".

Para cada pena tienen un remedio: "Juego de amor", "Atrapa hombres", "Siete potencias" y "Déjame el cheque en la cama" son sólo algunos de los nombres de estos románticos y no tan románticos elixires, ya sea en forma de perfumes, cremas o esencias para el baño.

Según los vendedores de las botánicas, en las que se puede encontrar desde manuales para echar las cartas hasta huevos de serpiente, aceite de tiburón o estatuas de santos de tamaño natural, a estas pócimas debe de sumarse fe, "mucha fe", porque de lo contrario no hay esencia que valga.

El Mercado Modelo, un popular centro de venta de artesanías en Santo Domingo, reúne dentro y en sus alrededores a más de veinte botánicas, por las que pasan hombres y mujeres de todas las edades, clases sociales y también nacionalidades.

La Botánica San Miguel, en un rincón de este singular mercado, lo tiene "todo", o al menos de eso se enorgullece su propietario, Jorge Cepeda, que la regenta desde hace más de 20 años.

No es causal que Cepeda tenga esta botánica: su padre era clarividente y curandero, como él mismo confiesa.

"Sí, tenía poderes, veía más allá, curaba y adivinaba el futuro de todos los que le pedían ayuda", asegura.

Por herencia, sabe lo que cada quien necesita, aunque también por experiencia, porque él mismo ha usado estas esencias y perfumes.

"Por supuesto que han surtido efecto, yo llevo veinte años de casado, la verdad es que a mí me ha ido muy bien", confiesa con una sonrisa pícara.

Las esencias más populares son las que persiguen "amarrar al hombre", esto es, que no deje a su mujer y que les sea fiel.

Algo nada fácil, como reconocen estos expertos en hierbas y esencias, sobre todo por la naturaleza infiel del hombre dominicano, como ellos mismos apuntan.

De eso sabe mucho Johnny Uribe, que lleva más de diez años al frente de la Botánica San Elías.

Uribe asegura que la crisis en la familia es algo general, no sólo de la República Dominicana, y admite que sí, que a ellos esta crisis les favorece para su negocio.

De hecho, los vendedores de amor también venden desamor y no se avergüenzan, es parte de la transacción.

"Aquí el amor es muy posesivo. A muchos no les importa romper parejas con tal de conseguir a la persona deseada", coinciden.

Por supuesto, ellos no hacen distinción: a todos les venden sus productos.

"Al fin y al cabo, también esto es un negocio", se justifican.

Benjamín Martínez lleva casi media vida dedicado a la botánica.

A sus 32 años dice que todavía no ha usado los productos que vende, porque a él "todavía le quieren".

"Los usaré cuando me dejen de querer", añade casi a continuación.

Utilicen o no sus propios productos, casi todos los vendedores y botánicos coinciden en algo: que se conforman con dar un poco de ilusión y felicidad a aquellos y aquellas que buscan enamorar, olvidar o recuperar el amor perdido.

Por supuesto, esa es la parte teórica, luego está la pecuniaria.

Y es que, sin duda, los vendedores de amor se frotan las manos en estos tiempos en los que los divorcios y las separaciones están a la orden del día.

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