Un regalo no deseado para la humanidad.
El mundo moderno, con sus múltiples exigencias, lo anda repartiendo por todas partes.
Llega a la persona en remesas, primero pequeñas y luego como pesados bultos, difíciles de cargar y de soportar.
Hans Sleye, un estudiante austriaco de medicina, cursando su carrera en la Universidad de Praga fue uno de los pioneros en la investigación científica de esta enfermedad, que tanto ha crecido en este siglo XXI.
En l930, Hans, hijo de un prestigiado médico, mostró gran interés en los pacientes que llegaban al consultorio de su padre mostrando cansancio, pérdida de apetito, baja de peso, astenia y otros padecimientos.
Fue después a Estados Unidos a continuar su capacitación y posteriormente estuvo en la afamada Universidad McGill de Montreal, Canadá, donde ya mostró los avances que había logrado en el mal de los tiempos modernos, y que él mismo bautizó como estrés.
Nuestro organismo no es tan fuerte como quisiéramos. El mundo externo nos impacta de mil maneras y la forma como reaccionamos no siempre es la más adecuada, apareciendo lo que podríamos llamar nuestras debilidades.
Vamos acumulando poco a poco esas impresiones hasta que nuestro cerebro, nuestro sangre, nuestras glándulas y órganos van resultando afectados por las impresiones recibidas, por el rechazo de nuestra mente a las demandas de carácter social que parecieran amenazas de nuestro entorno.
Por ello, Hans Sleye llamó al estrés como ?la respuesta no específica del organismo a cualquier demanda del exterior?.
Hoy vemos a muchas personas jubiladas afectadas por las tensiones que vivieron, por ello, a usted que aún está en activo, estudiando o trabajando, haga sus tareas con la atención debida y el cuidado máximo, para que no vaya adquiriendo ese mal de los tiempos modernos que tantos trastornos causa en la salud.
Un buen estudiante tendrá más recursos para conservar mejor salud, lo mismo que un trabajador cumplido y conocedor de sus tareas. Los demás, cada vez batallarán más.