Desde sus años de seminarista ya estaba muy involucrado con su Comarca.
Ahí lo conocimos, alegre, jovial, y muy amiguero.
Ordenado como sacerdote lo encontramos por todas partes.
Estaba lo mismo en las colonias apartadas que en los encuentros deportivos.
Y cuando Santos, el equipo de todos fue tomando vuelo, ahí apareció también el padre Gerardo Zataráin García.
Incluso varias veces cuando Santos fue a nuestro pueblo, él nos acompañó en aquel ?vochito? que parecía lo dejaría en la siguiente curva y ahí estaba animando a unos y otros.
Ha cobrado fama con sus sermones y su Evangelio, con su estilo de hablar de frente y sin palabras rebuscadas.
Las misas por él celebradas están siempre pletóricas.
Pero es muy especial el sentarse a platicar con este hombre joven, dedicado a su apostolado con una visión moderna y muy de nuestra gente lagunera.
Es un hombre estudioso y por lo general alegre.
Hoy sin embargo lo acompañamos en su tristeza al perder a su madrecita del alma, doña Vicenta García de Zataráin que donde esté debe sentirse feliz de haber dado al mundo hijos de provecho y de valía.
Y al padre Zataráin le damos un abrazo con el afecto que le tenemos tantos en esta tierra a la que él sirve de mil maneras, como sacerdote y como ciudadano, porque asume con capacidad todas las tareas que lleva a cabo.