Sabia virtud el saber aprovecharlo.
Porque se va tan rápido y por la menor hendidura.
Como el agua entre las manos.
Mamá tenía conceptos muy interesantes al respecto.
Una noche que la visitamos en el pueblo natal, poco antes de su partida, nos pidió un poco más de tiempo a su lado, y nos dijo:
?La vida pasa muy rápidamente, de pronto se han ido muchos de los que amamos, tratamos o conocemos, y no les dedicamos mucha atención ni los atendemos debidamente, vamos a platicar un poco más porque un día ya no lo haremos...?.
Quizá no la entendimos cabalmente hasta que fueron pasando los días, los meses y los años de su partida.
Es cierto, el tiempo se nos va muchas veces en nada.
No le dedicamos atención a lo que realmente vale en nuestra existencia y de pronto nos enteramos que el tiempo ha volado y no lo podemos echar atrás.
Cada día, donde estemos y como estemos, es muy importante saber aprovecharlo al máximo, pero en lo que más deseamos, como estudiar para buscar un mejor futuro, trabajar para cubrir nuestras necesidades y ahorrar un poco para los años del futuro si el Señor nos los da, y sobre todo tratar y conocer mejor a nuestros seres queridos.
Hoy tenemos niños que crecen a nuestro lado y queremos que sean mejores que nosotros.
Hoy tenemos gente de edad al lado y buscamos atenderlos debidamente.
Hoy hay tiempo para levantar los ojos al cielo y contar las estrellas y después hilvanar los sueños.
No queremos lamentar nada cuando el tiempo se haya ido.
Y esto porque aún hay un poco de espacio para atender a los que por cariño nos corresponden.