Nunca debe perderse, menos dentro de la familia.
Muchos problemas, que empiezan como una pequeña bolita, se convierten en montañas por falta de comunicación.
Llama la atención cuando una persona dice a otra: En casa, no hablo con mi esposa menos con mis hijos. Les he aplicado la ley del hielo.
¡Qué error tan grande!
Y es que el diálogo, la comunicación hacen brotar milagros.
Simplemente porque aclaran puntos, dan luz a la oscuridad y hacen desaparecer los malos entendidos.
Un día perdido, entre los seres queridos, no lo regresará el Señor con todo su poder.
Cada instante es para avanzar, para progresar, para fortalecer la relación familiar que debe ser solamente de comprensión, de cariño y de amor.
A ese familiar tan querido que hace tiempo no lo visita, no le habla, téngalo en su agenda de hoy. Ahí está el teléfono o tómese el tiempo de hacerle una visita si está cerca.
Mándele unas líneas. Recuerde que a pesar de las computadoras con sus e-mails todavía existe el correo.
Cuando un familiar nos deja, cuando tiene que partir y dejar este valle de lágrimas, queremos remediar nuestra indiferencia y nuestra falta de trato con él o ella con unas lágrimas. Hoy es tiempo de fortalecer la llama del amor familiar con nuestro trato, nuestra comprensión, nuestra tolerancia o nuestro perdón.
Este domingo es un día maravilloso para empezar un mejor tiempo de acercamiento con los nuestros. Son los que el Señor nos escogió para que caminaran a nuestro lado, por este Valle tan lleno de abrojos pero que también tiene alfombras de pétalos de amor.