Las acciones espontáneas, muy personales de cada quien.
Marcan la diferencia entre los triunfadores y los que quedan rezagados.
Y esto va para todos los campos de la actividad humana.
Lo vemos en las escuelas. Ahí están los alumnos a los que se considera especiales, o como los llaman sus maestros: ?con cuerda propia?.
No sólo esperan las indicaciones de los educadores para ahondar en los temas de la enseñanza, pues por propia voluntad y disposición van más allá de lo que pide el maestro.
Lo vemos en los trabajos donde proliferan los limitados, los que no hacen más allá de lo que se les indica, porque lo demás, dicen con gran desparpajo ?que no les toca?.
Y también aparecen en el deporte, lo mismo en el fútbol que en el béisbol o el básquetbol. Andan en espera de la pelota en lugar de ir a buscarla.
La iniciativa es un regalo que la naturaleza les da a los triunfadores, y éstos con el tiempo llegan a ser buenos líderes y mejores jefes.
Todo porque han trabajado por su propia cuenta, han ido más allá de los demás en su preparación, tienen conocimientos y capacidad para enfrentar el presente y sobre todo el futuro.
En todos los campos del quehacer humano hacen falta los de iniciativa propia, porque los demás estarán esperando un éxito que no llegará solo, pues es muy esquivo con los flojos y los conformistas.
