Y no estamos mencionando sólo a los que están dentro del mundo de los negocios.
Las personas, aptas, capaces e inteligentes para administrar no sólo están en las empresas sino en la vida misma.
Un buen administrador de su vida es un triunfador.
El que sabe administrar, por ejemplo, sus emociones, tendrá más serenidad para decidir mejor.
El que sabe esperar con prudencia donde conectar el mejor golpe, será un ganador.
A nuestro lado pasan siempre seres apresurados, acelerados, dirían algunos, que todo lo quieren hacer a la primera y a la carrera.
En cambio los que piensan primero y actúan después, tendrán más espacio para triunfar.
En los tiempos que íbamos a ver partidos de béisbol, había un jugador llamado Celerino Sánchez, muy bueno, muy sobresaliente, y muy metódico con sus tiempos para actuar bien en el diamante. Sin embargo su nombre sirvió para que algunos lo utilizaran como apodo de los acelerados, diciéndoles ?Celerino Sánchez?.
Desde la escuela primaria fuimos conociendo a los más aplicados, y no eran los que levantaban primero la mano ante una pregunta del maestro, sino los que cuando lo hacían tenían la respuesta correcta.
Ya en los trabajos, también fuimos conociendo a los más sobresalientes, seres muy pensantes y muy analíticos, que resolvían sin prisas los problemas.
Los ?Celerinos? también muestran otra característica, se enferman más fácilmente, se tensionan mucho y están siempre a las puertas de los infartos.
Entonces, lo mejor es saber administrar las ideas, las emociones y sobre todo las decisiones y utilizar las más adecuadas.
