Si fuéramos más disciplinados.
Más ordenados.
Más previsores.
Menos obstinados.
Tendríamos un mundo mejor para nosotros.
Pero no acatamos muchas de las sugerencias que nos dan desde la niñez.
Nos gusta comer más de lo que nuestro organismo necesita.
Nos gusta la buena vida y a veces gastar lo que no tenemos.
Nos gusta hacer lo que nos viene en gana.
Por ello los consultorios médicos reciben más gente de la que debieran.
Por eso las casas de empeño siempre tienen clientela.
Por eso la ropa cada vez nos aprieta más porque no cabemos en ella.
Pero lo bueno es que ya viene el fin de año, y entonces haremos muchas promesas, mientras tanto hay que entrarle a las gorditas y a los tacos.
Endrogarnos para tener lo que tanto nos gusta.
Y ver cómo pasamos la famosa época de Lupe Reyes.
Antes de que nazca el 2006 ya estará elaborada la lista de nuevos propósitos. Vamos a quitarnos tres o cuatro tallas, no más antojos, y menos tentaciones.
Si pudiéramos vencer las tentaciones, estaríamos quizá en otro mundo.
A la mejor en Neptuno o Plutón viven de forma diferente, sin tanta tentación, y todos delgaditos, como figurines, y no hay platos y platos de antojitos.
Pero aquí en la Tierra las cosas seguramente seguirán iguales para todos nosotros.
A menos que usted sea de esos seres raros que tienen mucha fuerza de voluntad y todo lo pueden.