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De La Vida Misma

Miguel Ángel Ruelas Talamantes

Ha estado a nuestro lado, motivando nuestro espíritu, desde la niñez.

Cuentan que con su buena voz, mamá se auxiliaba con sus cantos de cuna para alejar los malos espíritus, darnos tranquilidad y ayudarnos a buen dormir.

Crecemos y la música va impregnando más y más nuestro ser.

Llegaron primero las canciones de Francisco Gabilondo Soler que con su inmortal personaje ?Cri-cri? nos avivaba la imaginación mediante las hazañas del Ratón Vaquero o la procesión de la Danza de las Letras.

Ya en los servicios religiosos aparecieron con marcada solemnidad los coros y cantos que entonaban casi todos los fieles.

Y lo más impactante de esa época infantil fue la aparición un día de El Himno Nacional Mexicano. Había que cantarlo firme y con gran determinación.

Desde entonces, cantar nuestro himno es sacar de lo profundo de nuestro ser nuestras raíces y nuestros anhelos. Es increíble cómo un canto nos motiva a tal grado de emocionarnos de manera tan especial.

Y por haber nacido y crecido en un pueblo zacatecano, tuvimos que aprender un segundo himno, tan difundido también en todo nuestro país: La Marcha de Zacatecas.

Luego vino una etapa que no olvidaremos jamás. Aparecieron las canciones rancheras y muy especialmente las románticas.

El Cine Edén tenía en lo alto de su edificio una gran bocina que servía para anunciar la función del día, y entre aviso y aviso presentaban canciones que tuvieron un gran impacto, pues estaban de moda Pedro Infante, Jorge Negrete, Los Panchos, Avelina Landín, Luis Arcaraz, Los Diamantes y otros más.

Muchas veces, en los sueños, volvemos a estar en el gran zaguán de la casa de los abuelos paternos, ahí frente a la plaza principal, y mientras contemplamos los helechos que cuelgan sus ramas por entre grandes macetones, aspiramos el perfume de los rosales y los jazmines, Pedro Infante nos habla de su Amorcito Corazón.

Y más tarde, un día aparecieron Mozart, Chopin y Beethoven.

¿Qué haría la humanidad sin la música?

Ella fue considerada siempre como la gran manifestación instintiva del ser humano, y se dice que sus múltiples formas de mostrarse la han convertido en uno de los grandes elementos espirituales de la existencia.

Usted tiene también su canción predilecta, su música favorita, vivir sin ella ocasionaría un gran vacío en nuestro breve paso por este valle.

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