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De mentiras conscientes

Federico Reyes Heroles

La mentira es un platillo de difícil digestión. La actitud más sencilla pero no la más realista, es blandir la espada de la moral. Por ese camino el asunto se convierte en ontología pura: la mentira es esencialmente mala. Leszek Kolakowski, ese gran filósofo y provocador ha abordado el tema. Proporcionar información falsa está en la naturaleza misma: no soy una mariposa, soy una hoja muerta. Para complicar más las cosas la mentira es a veces necesaria. De un general, Patton, MacArthur, exigimos que sepa mentir y gane la batalla.

A los políticos les ocurre algo similar, su oficio camina de la mano del ocultamiento, de la verdad a medias. También sucede a los publicistas. Gobernar supone adoptar medidas difíciles, esas que a nadie le atraen: subir impuestos por ejemplo. Los políticos no pueden decir abiertamente lo que piensan porque nunca ganarían su batalla, las elecciones. Por eso el lenguaje político es tan críptico. Pero tampoco podemos caer en el cinismo de aceptarles sus larguezas sin más. ¿Cuál es el límite? Kolakowski responde: “cuando mentimos debemos ser conscientes de que mentimos”. Ahora que ha comenzado el desfile de aspirantes debemos estar muy atentos al límite.

AMLO es un mentiroso se escucha con frecuencia. ¿Será? La semana pasada el candidato del PRD dio una prolija entrevista a José Gutiérrez Vivó. La versión de Diario Monitor merece atención. “Hay que bajar el costo del gobierno. Yo voy a ganar 75 mil pesos”. Reacción inicial: mentiroso. Pero quizá es más grave aún, quizá AMLO no sabe que incluso podría desaparecer el sueldo presidencial y eso no pintaría en el costo del gobierno. Por eso puede afirmar que, por ese camino, se van a ahorrar alrededor de 100 mil mdp. Que no tenga las proporciones del asunto público claras podría explicar muchos lances insostenibles. Sólo así se puede sostener que “Tenemos que aplicar la misma política en el Legislativo y el Judicial”. Primera persona del plural: debe desconocer que esa no es atribución del Ejecutivo y que hay mandato constitucional expreso. Quizá no miente, es que no sabe.

Por ejemplo, el aspirante del PRD asegura que en su régimen se construirían tres refinerías con un costo de dos mil mdd, cada una. De dónde saldría el dinero, pregunta el incisivo periodista. Respuesta: evitando el robo de energéticos de los ductos de PEMEX (1000 mdd, al año). Suena bien en aritmética simple, pero el sector requiere una cifra que ronda los diez mil mdd, al año, o sea más de 50 mil en seis años. ¿De dónde saldrían? Tajante deja asentado: “no voy a abrir ni la industria eléctrica ni el petróleo al capital privado”. Debemos suponer entonces que los recursos provendrán del sector público. ¿De dónde recortaría, salud, educación? Por cierto de la crisis del sistema de pensiones no hay una sola palabra.

Para reactivar la economía propone un sistema de carreteras que ocupen la mano de obra existente. Tampoco queda claro de dónde obtendría los recursos, es una vieja historia. El segundo programa sería reactivar el campo para evitar la migración. ¿Cómo? A través de cultivos regionales, recuperación de precios de garantía y créditos baratos. No miente, desconoce el TLC. Quizá por eso no le interesa viajar, está bien, es su estilo. Lo que si desconcierta es que hable, como haciendo una concesión de “tener nuestras representaciones en el mundo”. ¿Quién pensó en cancelarlas? La estrategia con Estados Unidos: “créditos baratos para el desarrollo en México a cambio de la disminución de los flujos migratorios” ¿Créditos a quién, para impulsar qué proyectos y, finalmente, cómo vamos a garantizar una disminución de los flujos de mexicanos en busca de empleo, con la fuerza pública? No conoce el título primero de la Constitución, la libertad de tránsito por ejemplo. Además dice que, de llegar a la presidencia, instruirá a las embajadas y consulados para que se conviertan en procuradurías a fin de proteger los derechos de los mexicanos en cualquier lugar del mundo. ¿Procuradurías, investigación y persecución de delincuentes en territorio extranjero? No miente, no entiende.

La lista de temas es larga: apoyo a adultos mayores a nivel nacional, becas para discapacitados, derecho a la salud y educación pública de calidad para todos los mexicanos, pero eso si, no habrá una reforma fiscal o nuevos impuestos. Mejor renegociar la deuda. Para aumentar el ingreso bastaría con la autodeclaración, es decir que cualquier ciudadano pueda hacer su declaración. Es fantástico, magia pura. ¡Cómo a nadie se le había ocurrido: impuestos voluntarios! ¿Sabrá el aspirante del PRD cómo está estructurada la actual deuda externa, sabrá acaso que nuestras mayores angustias nacionales hoy no comienzan ni remotamente por allí? Suena bien, renegociar la deuda, regresar a los precios de garantía y dar créditos baratos, más salud, carreteras, refinerías y educación del estado: “Puede haber educación privada -dice- pero el Estado está obligado a garantizar la pública de calidad en todos los niveles”. ¿Puede haber educación privada? ¿Otra concesión?

Así expuesto el proyecto es indescifrable. ¿Cómo ordenar las ideas, cómo acotar los disparates, cómo sentarlos a razonar? Un hombre que habla se divierte, sólo cuando escribe razona, decía Rousseau. Desde 1991 el FCE publicó una serie de textos con preguntas puntuales a candidatos y dirigentes partidarios. Tuve el honor de coordinar cuatro. Allí quedaron los compromisos razonados. Ahora Televisa ha lanzado un esfuerzo muy importante, “Diálogos por México”. Caminos hay varios. El objetivo es el mismo, que por lo menos sean conscientes de las mentiras.

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