Después de que su barco naufragó dos marineros llegaron a una isla desierta. Seis meses llevaban ya en ella. Un día se pusieron a jugar adivinanzas a fin de disipar el tedio que los invadía. Se trataba de identificar a personas de fama. Empieza uno: "Soy una actriz de cine. Morena, tengo ojos verdes, cabellera larga, busto prominente, cintura delgadita, grupa de potra arábiga, piernas torneadas. Mis movimientos son sensuales, llenos de voluptuosidad y de pasión. ¿Quién soy?". Clama acezante el otro náufrago: "¡No me importa quién seas! ¡Bésame!"... Tres jóvenes señoras, las tres recién embarazadas, especulaban sobre el sexo del bebé que cada una tendría. Dice la primera: "Cuando encargamos a este bebé yo estaba abajo y mi marido arriba, de modo que seguramente será niño". Declara la segunda: "Cuando nosotros encargamos yo estaba arriba y mi marido abajo, de modo que de seguro mi criatura será niña". "¡Santo Cielo! -exclama consternada la tercera-. ¡Entonces yo voy a tener un tigrito!". (No le entendí, pero recordé al tigre que muy ufano le dijo a otro tigre: "Anoche me aventé el salto del hombre". También evoqué a aquel individuo que era padre ya de 15 hijos. Le decían "La Bamba", porque siempre se la pasaba arriba y arriba)... El señor cura Arsilio se sorprendió bastante cuando don Crésido, el ricachón del pueblo, le anunció que había decidido cambiar de vida y volver a la senda de la religión. "¿Renunciarás a tu soberbia?" -le preguntó, severo. "Sí" -respondió el magnate. "¿Dejarás para siempre tus envidias y tus malevolencias, tu inquina y tu rencor?". "Sí". "¿Amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo?". "Sí". "¿Les pagarás a tus trabajadores el justo salario?". "Padre -lo interrumpe en ese momento don Crésido-. Yo vine a hablar de religión. Los negocios son cosa muy aparte"... Si hubiese verdaderos políticos en México el 2005 sería año político. En virtud de que no los hay este año será, como el que ya se fue, año politiquero. La referencia principal en este tema es López Obrador: todas las especulaciones parten de él y en él acaban. Eso da idea de la calidad que hoy por hoy tiene la vida pública de México. Tan bajo es su nivel que los jueces deben hacer lo que los políticos no hacen, y suplir con decisiones judiciales la falta de decisiones políticas. La mitad de la actividad oficial se va en dimes, la otra mitad en diretes. Raro es el funcionario o el representante popular que se salva de esa debacle general. Los ciudadanos parecen condenados a escoger no entre lo mejor, ni entre lo bueno, y ni siquiera entre lo menos malo, sino de plano entre lo peor. Meses faltan aún para ese trance, sin embargo, y en ese tiempo muchas cosas pueden suceder. Por ahora, sin embargo, el panorama se presenta oscuro, y muchas razones hay para la desesperanza. Una sola expresión podría resumir mi sentimiento ante ese pasajo tan desolador. Esa expresión es "gulp"... En la playa doña Jodoncia se escandalizó al ver a una linda chica cubierta sólo con un minúsculo bikini. "¡Qué descaro! -le dice con enojo a don Martiriano, su marido-. ¡Si yo anduviera así no saldría del cuarto!". Replica tímidamente don Martiriano: "Yo tampoco"... Dice un señor en estos días: "Mis propósitos de año nuevo son ecológicos. Cada año los reciclo"... La profesora les pidió a los niños que dijeran algo que estuvieran haciendo en bien de la Patria. "Yo estudio mucho" -declaró Rosita. "Yo me porto bien" -manifestó Juanito. "Yo -dijo Pepito muy ufano- doy hijos a la Patria". "¿Hijos? -se quedó turulata la maestra-. ¿Cómo es eso?". Explica con orgullo el precoz chiquillo: "Mi papá tiene una farmacia. Yo les hago agujeritos a los condones y luego los vuelvo a poner en su cajita"... FIN.
