Mañana saldrá aquí un deplorable cuento, el último relacionado con la temporada. En él aparece Santa Claus, pero en traza y disposición que no suele mostrar. Así, con humor, despedirá las fiestas esta columneja. No dejen mis cuatro lectores de leer mañana ese vitando chascarrillo... Simpliciano, joven con poca ciencia de la vida, casó con Pirulina, muchacha sabidora y avisada. La noche de sus bodas ella procedió a quitarse el albo atuendo de novia que cubría sus encantos. Le dice el novio en amoroso arrebato de pasión: "¡Gracias, cielo mío, por haber guardado para mí el íntimo y frágil tesoro de tu doncellez, recatándolo aun de las vehementes solicitudes que te hice a fin de que me lo entregaras cuando éramos novios, jurándote para ello promesa formal de matrimonio! ¡Qué bueno que así te reservaste, pues si me hubieras cedido ese preciado bien me habría apartado de tu lado, ya satisfecho mi carnal deseo, y no estaríamos aquí, como esposos, dispuestos a disfrutar de nuestro amor con apego a las leyes de Dios y de la sociedad!". "Entiendo lo que me dices, Simpli -responde Pirulina-. Por haberles dado ese tesoro me dejaron plantada los últimos cinco novios que tuve antes que tú"... Los cotidianos sucesos de violencia relacionados con el narcotráfico son indicio de grave corrupción en las corporaciones policíacas. Campean los delincuentes por sus fueros, y aun dentro de las prisiones dominan como amos y señores. Tal situación no sería posible sin la lenidad, o de plano palmaria colusión de autoridades inmorales. El tráfico de drogas es rampante, llega ya a los jóvenes y niños. Los ajustes de cuentas entre narcos suceden cada día. Se extiende cada vez más la dominación de los carteles de la droga. Y nada parece poner freno a todos esos crímenes, que no serían posibles en tan desmesurado extremo de no ser por la connivencia de gente con autoridad. Llegaremos a ser como Colombia dentro de poco tiempo, si no es que hemos llegado a serlo ya... En el hospital le pregunta una señora al médico que hacía las visitas: "¿Cómo sigue mi hijo, doctor?". "¿Qué tiene su hijo?" -pregunta el facultativo. Contesta la señora: "Es el niño que se tragó una moneda de 20 pesos". Revisa el galeno su expediente y luego le informa a la angustiada madre: "No ha tenido cambio"... Se le descompuso el coche a un viajero en medio del campo. Estaba revisando el motor cuando se le acercó un caballo, echó una ojeada a la máquina y dijo luego: "Es la bomba de la gasolina". Sin dar crédito a lo que había visto el estupefacto conductor corrió hacia una granja vecina y le contó al granjero lo que le había pasado. Pregunta el individuo: "¿Es un caballo blanco que tiene una mancha negra en el lomo?". "Ése es" -responde el viajero. Le dice el hombre de la granja: "No le haga caso. No sabe nada de mecánica"... Don Geroncio, nonagenario caballero, acudió ante el juez de lo familiar. Lo acompañaba su mujer, doña Veteria, dama de la misma edad, año más, año menos. Le dice el añoso señor al funcionario: "Vengo a pedirle que me divorcie de mi esposa". "¡Divorciarlo! -se asombra el juzgador-. ¿Por qué? Me sorprende bastante su demanda. ¿Cuántos años tienen ustedes de casados?". "65 -responde don Geroncio-. Y siempre habíamos vivido en paz, pero ahora mi mujer se muestra tan egoísta que no puedo seguir viviendo más con ella". "¿Egoísta, dice usted? -inquiere el juzgador-. ¿Por qué?". "Mire -relata el viejecito-. Mi médico me dio ayer una pastilla milagrosa, y me garantiza sin lugar a dudas que gracias a sus miríficos efectos podré hacer el amor hoy en la noche. ¡Y esta grandísima egoísta quiere que sea con ella!"... FIN.