Una chica de la oficina le comenta a su vecina de escritorio: "Don Algón, nuestro jefe, es un viejo verde, cínico, grosero y descarado". "¿Por qué?" -quiere saber la amiga. Contesta la muchacha: "Me dijo que si pasaba un rato con él me regalaría estos aretes"... Un señor le preguntó a otro cómo distribuía su sueldo mensual. Responde el interrogado: "El 50 por ciento es para la comida; el 40 por ciento para ropa y escuela de los hijos; el 30 por ciento para pagar la casa, transporte, recibos, gastos imprevistos...". "Oye -lo interrumpe el amigo-. Ahí ya llevas 120 por ciento". Responde el otro con voz seca: "Ya lo sé"... Si los perredistas no estuvieran cegados por el artificioso resplandor del Rayo de Esperanza, sabrían que su mejor opción en la lucha por la Presidencia es Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. En efecto, el País está maduro ya para tener un Presidente de izquierda. Sin embargo no desea un demagogo, alguien que vaya a arrojar a México al precipicio populista. Andrés Manuel López Obrador, es cierto, tiene bastión muy fuerte en el Distrito Federal. Lo ha ganado a base de favores, repartiendo dinero a diestra y a siniestra. En el resto de la República, sin embargo, es visto con recelo, y ciertamente su candidatura enfrentaría vigorosa oposición. El ingeniero Cárdenas, por el contrario, es respetado en todas partes. Se piensa que su gobierno, al mismo tiempo que de izquierda, sería también un gobierno prudente que buscaría mover las fuerzas nacionales hacia aquellos que más necesitan de apoyo para salir de la miseria en que hoy se encuentran. He hablado con importantes empresarios en diversas ciudades del País, y todos están acordes en decir que a México le haría bien en la hora actual un gobernante que hiciera énfasis en la justicia social. Reconocen que para evitar un estallido social se necesita equilibrar la balanza, que tanto se ha inclinado en favor de aquellos que lo tienen todo. Pero a esos empresarios la sola mención del nombre de López Obrador les causa grima, pues ven en él las mismas tachas de soberbia, desprecio de la Ley, desaforado populismo y caudillismo autoritario que se miran en otros mandatarios que, por demagogos y mesiánicos, han conducido a sus países a la ruina. A Cardenas, en cambio, lo ven como un político honesto, preparado, capaz de conciliar intereses en vez de propiciar pugnas y divisiones. Votarían por él los mismos que sufragarían por López Obrador, y además millones de mexicanos que negarían su voto al tabasqueño. La candidatura de Cárdenas es más viable y de más conveniencia para el PRD que la del jefe del Distrito Federal. Más aún: creo que ganaría la elección, por la confianza que despierta, por su imagen de buen político y porque hasta ahora no parece que el PRI y el PAN vayan a presentar buenos candidatos. Ojalá los perredistas no tomen por el riesgoso camino que representa López Obrador tanto para el PRD como para México... El cura recién llegado a la parroquia estaba diciendo el sermón en la misa dominical. Con voces apocalípticas narraba los tremendos excesos que había contemplado el día anterior, cuando por primera vez visitó el templo. Pepito y Juanilito, los monaguillos de la iglesia, seguían muy atentos, igual que todos los azorados feligreses, la enérgica predicación del sacerdote. "¡En la plaza del pueblo -decía tonante el orador sagrado-, frente a la casa misma del Señor, vi a hombre con mujer! ¡Al lado derecho de este templo, al pie mismo del muro, vi escándalo mayor: hombre con hombre! ¡Luego, en el costado de la izquierda, pude ver -cosa inaudita- a mujer con mujer!". Se inclina Pepito hacia Juanilito y le dice al oído: "Y qué bueno que no fue a la parte de atrás de la iglesia, porque me habría visto a mí conmigo"... FIN.
