Dos dolores traigo clavados, el uno en el cuerpo y en el alma el otro. El primero es un dolor de ijada tan fuerte y lacerante que parece que voy a fenecer. Probado he todos los remedios de la farmacopea: julepes, resolutivos, emenagogos, rubefacientes, vulnerantes, y ninguno ha servido para quitarme esta cáustica laceria. El otro es un dolor de alma que luego diré. Antes, sin embargo, pondré en los tórculos algunos chascarrillos que me hagan olvidar esas dos penas urticantes... Una señora fue al departamento de perfumería de un centro comercial y pidió que le mostraran los aromas. "Nos acaba de llegar éste -le dice la encargada-. Se llama ?Perfume de pecado?. Atrae mucho a los hombres, y cuesta sólo 900 pesos". La señora lo compra. Al salir a la calle ve en la acera de enfrente otra perfumería. Va, y encuentra ahí el mismo perfume que acababa de comprar, pero a sólo 500 pesos. Indignada se regresa a la primera tienda y le reclama a la chica que la atendió: "¡Oiga! ¡Abusaron de mí!". Responde calmosamente la muchacha: "Yo le advertí que ese perfume atrae mucho a los hombres"... Babalucas fue a la capital y entró en un restorán. Le pregunta el mesero: "¿Le traigo la carta?". "¡Caramba! -exclama muy ufano Babalucas-. ¡Apenas acabo de llegar y ya me escribió alguien!"... Traigo un dolor del alma. Dicho dolor es la pena que siento por Oaxaca. Amo a ese Estado, tan rico en toda suerte de riquezas: historia y tradición, naturaleza, galas de artesanía y de cocina, maravillosa gente hospitalaria... Si alguna vez tuviera que salir de Saltillo, mi ciudad -Dios guarde la hora-, una de las primeras en que pensaría para plantar mi tienda sería Oaxaca. Por eso me duele que en esa tierra generosa haya políticos como José Murat, carentes de los valores que está pidiendo la nueva vida política de México. Si Ulises Ruiz quiere beneficiar a sus conciudadanos debe romper todo vínculo con quien lo antecedió, aunque éste lo haya dejado en su lugar, y suspender las burdas prácticas de represión política instauradas por Murat. El nuevo Gobernador no tiene por qué resignarse a ser mero instrumento a través del cual Murat ejerza un cacicazgo que seguiría dañando gravemente a Oaxaca y a los oaxaqueños... Aquel señor salió con una dama, y tuvo con ella trato de carnalidad. Acabada que fue la refocilación la dama le presentó una cuenta de 5 mil pesos. Él dijo que no traía en efectivo la dicha cantidad, y la señora no se mostró inclinada a recibir un cheque, de modo que el ejecutivo quedó en mandarle al día siguiente la suma prometida. En efecto, remitió "por amable conducto" un sobre con dinero, pero al contarlo la señora halló que había ahí sólo 3 mil pesos. Adjunta a la cantidad venía una misiva: "Estimada señora: quedé en pagarle 5 mil pesos por el departamento que usted me alquiló. Le envío solamente 3 mil porque yo esperaba que el departamento se hallara en buenas condiciones, y lo encontré ya muy usado. Además no tenía calefacción, y estaba demasiado grande. Atentamente". Por el propio conducto envió su respuesta la mujer: "Muy señor mío: Le devuelvo sus 3 mil pesos, pues al parecer le hacen más falta a usted que a mí. En cuanto al departamento, quiero decirle que sería imposible que un departamento tan bueno pudiera estar sin uso. Por lo que hace a la falta de calefacción, lo que sucede es que no supo usted encenderla. En cuanto a lo grande del departamento, no es mi culpa si no tiene usted suficiente mobiliario para llenarlo. Atentamente"... FIN.