En su oficina el señor toma el teléfono y marca el número de su casa. Dice: "¿Eres tú, linda? ¿Estás bien? Qué bueno, preciosa. Llamé para decirte que hoy iré a la casa a media tarde. Tengo muchas ganas de estar contigo, mi amor. Me gustaría que te pusieras el negligé negro, ése que tanto me excita y que se te ve tan sexy, y la ropita íntima de encaje que te acabo de comprar. ¿Te atrae la idea, hermosa? ¿Sí? ¡Qué bueno, mamacita! Nos vemos en la tarde, entonces. Y ahora, linda, por favor, pásame a mi esposa"... ¿Quién fue el tonto, por no decir pesia mayor, a quien se le ocurrió la majadería de pasear por las calles de cierta ciudad cercana a la de México una imagen del Papa hecha en cartón? No digo el nombre de la ciudad donde ese despropósito se vio, pues ninguna culpa tiene la hermosa población de haber sido escenario de esa supina necedad, y no debe sufrir demérito su nombre. Dislate tan mayúsculo como ése, que pone a los católicos en trance de vergüenza, sólo puede caber en mente de juicio recortado. Mayor respeto y consideración merece el Papa, no sólo por su elevada investidura, sino por su tan dolorida ancianidad. Lejos de ser señal de afecto y de veneración, ese estrambótico paseo se prestó a la irrisión, y mostró un lamentable subdesarrollo religioso. No necesita el Papa que lo saquen en procesión con figura de maniquí; necesita las oraciones y buenas obras de los fieles, y que no se les induzca a fanatismos o equívoca piedad. Hay quienes dicen que a veces la tontería es una forma de maldad. No lo creo: si así fuera yo sería el más malo de los hombres. Pero, en efecto, la falta de cordura puede hacer grave daño. El bien, para que lo sea, debe hacerse bien... El corredor de bolsa le dice a su cliente: "Le tengo dos noticias, don Inopio: una mala y una buena". "¿Cuál es la mala?" -pregunta con alarma el hombre. Le informa el corredor: "Perdió usted todo su dinero. Está en la ruina". "¡Por todos los fuegos del infierno! -juró el señor, que acababa de ver una película pirata de piratas-. Y ¿cuál es la buena noticia?". Le dice muy ufano el corredor: "¡Anoche tiré 280 en el boliche!"... Sale la esposa de la consulta con el ginecólogo. Llevaba en la mano una prueba de embarazo con resultado positivo. Le entrega el papel a su marido y le dice: "¿Te convences ahora de que las pastillas que trajiste de la farmacia eran aspirinas?"... Comentaba una señora al regresar de las vacaciones en Cancún: "Mi marido adquirió un bonito color en la playa". Pregunta alguien: "¿Dorado?". "No -aclara ella-. Azul, de tanto sumir la panza y contener la respiración al paso de las chicas"... En el hospital le informaron al paciente que la cama le costaría mil quinientos pesos diarios. "¡Mil quinientos pesos! -se escandaliza el tipo-. He pagado esa cantidad por una cama, pero no estaba vacía"... Don Shinguetas le negó al pretendiente la mano de su hija Rosilí. Le dijo: "No quiero que viva el resto de su vida con un imbécil". Responde con suavidad el chico: "Por la misma razón vine yo a pedirle su mano, señor"... Sigue ahora un chiste desaconsejable... Dos señoras fueron a una panadería. Cuando llegaron el tahonero estaba haciendo unos panecillos que en su parte superior tenían un realce destinado a poner sobre él una pasa de uva. Para hacer esa protuberancia el panadero oprimía la masa sobre su ombligo a manera de molde. Al ver aquella operación una de las señoras le dice a la otra: "Vámonos, Casilda. Tiemblo al pensar cómo les hará el agujero a las donas". (No le entendí)... FIN.
