Dos amigas se encontraron después de algún tiempo de no verse. Una se miraba triste y abatida; la otra, por el contrario, lucía pimpante, exuberante, rozagante. "¿Qué te sucede? -le pregunta la feliz a la afligida-. ¿Por qué te ves así?". Responde la tribulada con voz feble: "Sufro una fuerte depresión. Siempre ando triste y acuitada. En cambio tú te ves feliz, llena de vida, alegre. ¿Cómo le haces?". Contesta la dichosa: "Recibo sicoterapia". "Con razón -replica la otra-. Pero eso es demasiado caro; yo no podría darme ese lujo". "Te equivocas -le dice la otra-. Mi sicoterapia es muy barata". La amiga se sorprende, pues había oído decir que el tratamiento sicoterapéutico es muy caro. Le pregunta: "¿Qué clase de sicoterapia recibes?". Contesta la señora: "Me compro un paquetito de condones Sico, y la terapia no falta quién me la dé"... Babalucas sacó del clóset su abrigo de lana, y encontró que las polillas le habían hecho un agujero, y lo mismo a su bufanda y a su suéter. Fue a la farmacia más cercana y pidió algo para combatir a las polillas. "Le recomiendo estas bolitas -le dijo el encargado dándole unas de naftalina-. No fallan". El badulaque compró una buena dotación, pero al día siguiente llegó a decir que el remedio no había funcionado. "¿Cómo es eso?" -se extraña el farmacéutico. "Sí -responde Babalucas-. Es muy difícil atinarles a las polillas con las bolitas"... La esposa de Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso del condado, se cansó de la desidia de su esposo. Perdido todo respeto le dijo hecha una furia: "¡Eres un flojo y un irresponsable! ¡Si tengo ropa fina, alhajas y dinero para los gastos de la casa es porque todo me lo da un hombre que es mi amante! ¡Me voy con él!". Suplica Grandbolier con deprecante voz: "¿Me llevas?"... El gendarme vio a un borracho que iba por la calle trastabillando, apoyándose en postes y paredes para no caer. El temulento cantaba a voz en cuello, y lanzaba a los aires salvajes ululatos como de apache en alegría. "Amigo -le dice el guardia-, no grite más y váyase a su casa. Está usted molestando a los vecinos. ¿A qué ese escándalo?". El beodo responde con tartajosa voz: "Estoy celebrando la Independencia". "¿La Independencia? -se sorprende el jenízaro-. Eso es hasta el 16 de septiembre". "No -aclara el borrachín-. ¡Mi independencia de mi mujer!"... Pimp y Nela se casaron. Ella era viuda, y su difunto esposo le había heredado buenos caudales. Alguien le decía a Pimp: "Te casaste con Nela sólo por el dinero que le dejó el muertito". Responde Pimp: "Te juro que me hubiera casado con ella aunque el dinero se lo hubiera dejado otro"... Una señora tuvo un accidente, y le quedó una herida en la mejilla derecha. El cirujano plástico le dijo al marido que podía hacerle a su esposa un trasplante de piel para borrar la cicatriz. Por desgracia la piel de la señora era muy delgada; habría que buscar un donador. El marido se ofreció de inmediato para ser él quien aportara la piel que se necesitaba. El médico lo felicitó por su generosidad, y le informó que el pedazo de piel requerido lo obtendría de su trasero. El esposo le pidió que la señora no supiera de dónde procedía la nueva piel de su mejilla, y el doctor le prometió guardar aquel secreto. El trasplante fue un éxito, y el rostro de la paciente quedó como nuevo. Semanas después la señora, conmovida, le dio las gracias a su esposo por el sacrificio que había hecho al donarle un pedazo de su piel. "¡Jamás podré pagarte ese gesto tan hermoso!" -le dijo emocionada. "Ni lo menciones -contesta él-. Me siento más que pagado cada vez que tu mamá te da un beso en la mejilla"... FIN.