La chica de tacón dorado le dice a Pepito: "No insistas más, niño. No puedo darte nada por los 10 pesos que traes. Ahora quítate de mi esquina y déjame seguir trabajando"... Doña Macalota llegó al laboratorio de Salubridad llevando un gran pastel. "Quiero que lo analicen cuidadosamente -pide-. Es un regalo de mi yerno"... Veterina Chichikáida, vedette que había visto ya pasar sus mejores días, le aconseja a Bustolio, su joven compañera de coro, muchacha de enhiesto y sólido tetamen: "Aprovecha todo lo que puedas, linda, ahora que tus bonos están altos"... El jefe de los caníbales le dice al misionero: "Nos lo vamos a comer, padre. Pero no se haga mala sangre, por favor, pues lo queremos para hacer moronga"... En la Casa Blanca le dice Condoleezza Rice a Bush: "Fíjese muy bien, señor Presidente: este botón es para lanzar la bomba atómica; éste otro para encender el alumbrado del jardín"... Antes de que cantara la alondra Julieta le dice a Romeo: "Oh, amado mío: es cierto que todavía no se ha inventado la tele, pero no por eso quieras estar toda la noche a dale y dale"... Si yo fuera panista, en estos momentos estaría haciendo: "Gulp". Esa onomatopeya denota azoro, temor, preocupación, nerviosidad, desasosiego, alarma e inquietud. Los resultados de las últimas elecciones estatales han sido aciagos para Acción Nacional, que tras estar en la cima parece haber llegado a la sima en la preferencia de los ciudadanos. Atribuyan los panistas al Presidente Fox y a su equipo (es un decir) de trabajo (es otro decir) las adversas circunstancias que ahora deben enfrentar. Las posibilidades que el PAN tiene de conservar la Presidencia son tan escasas como las posibilidades de que Madrazo actúe en forma democrática cuando el PRI escoja su candidato... Aquel marido quiso que su señora diera a luz a su primer bebé en el hospital más moderno de la ciudad, el que usaba la tecnología más adelantada. La esposa, por su parte, pidió que el parto fuera completamente natural, sin anestesia alguna. El médico encargado les informó: "Tenemos un aparato que transfiere al padre algo de los dolores de parto de la madre. Así ambos pueden compartir la experiencia del alumbramiento". El marido aceptó que se hiciera eso. Le pregunta el doctor: "¿Qué porcentaje de los dolores de su esposa desea que le pasemos?". Piensa un momento el hombre y luego dice: "Páseme un 10 por ciento, para probar". El médico accionó una perilla de la máquina, y el monitor del aparato indicó que un 10 por ciento de los dolores de la madre habían pasado al padre. "No siento casi nada -dice éste-. Páseme otro 10 por ciento". El doctor accionó la perilla. Dice el esposo, muy tranquilo: "Si esto es el dolor de parto lo puedo aguantar perfectamente. Páseme el 50 por ciento de los dolores de mi esposa". "Espero que los soporte" -dice el especialista. Y así diciendo mueve la perilla. "Me siento bien -dice el tipo-. Ya estoy sospechando que todo eso de los dolores de parto es un cuento inventado por las mujeres para hacerse las mártires. Páseme el 100 por ciento de los dolores de mi esposa". "¿Está usted seguro?" -inquiere el facultativo, temeroso. "Ya le digo que estoy aguantando el dolor sin mayor dificultad -repite el individuo-. Venga el 100 por ciento del dolor". El médico accionó la perilla, y la aguja indicó que el padre estaba recibiendo el 100 por ciento de los dolores de parto que debía sentir la esposa. Ante el asombro de todos, el marido parecía no estar sintiendo nada. La señora, pues, dio a luz en forma natural y sin ningún dolor. Al día siguiente de nacido el bebé la feliz pareja regresó a su casa. En la puerta hallaron muerto al lechero. En el rostro tenía una horrible mueca de dolor... FIN.