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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Armando Camorra

Ms. Peenee Senvy, feminista de las de antes, trabajaba en un supermercado. Vio a un señor que entraba y le preguntó: "¿Quiere un carrito?". "No -responde el señor-. Sólo ando buscando una cosa". Masculla Ms. Peenee Senvy con desabrido acento: "Como todos los hombres"... Dos siquiatras platicaban en una convención. Le pregunta uno al otro: "¿Cuál es el caso más difícil que has tratado, Duerf?". Responde el otro: "Tuve un paciente que vivía en un mundo de pura fantasía. Afirmaba que tenía un tío en Brasil que se había hecho inmensamente rico explotando una mina de esmeraldas. Él era su único pariente. Estaba seguro de que cualquier día iba a recibir una carta en que se le informaba que su tío había muerto y lo había nombrado su único heredero, con lo que recibía una fortuna de miles de millones de dólares. Todo el tiempo se la pasaba esperando esa carta; no hacía otra cosa más que aguardar en la puerta la llegada del imaginario mensajero. Traté a ese hombre durante nueve años para quitarle esa absurda esperanza, esa vana ilusión, esa insana fantasía que lo apartaba de la realidad. Y ya casi lo conseguía cuando sucedió algo que aniquiló mi tratamiento". "-¿Qué pasó?" -pregunta muy interesado el otro siquiatra. Responde con hosca voz el analista: "Llegó la famosa carta"... En mi humilde opinión (la Humilde Opinión asoma discretamente y saluda con modestia inclinando la cabeza al modo antiguo, con una mano puesta sobre el corazón), en mi humilde opinión digo, el doctor Ernesto Zedillo Ponce de León es uno de los mejores presidentes que México ha tenido. Su firme y oportuna decisión de reconocer -y hacer reconocer- el triunfo de Fox en la elección presidencial salvó al País de los gravísimos conflictos que habrían causado los priistas de línea dura y viejo cuño, partidarios de aquella nociva tesis según la cual el PRI nunca perdía, y si perdía debía arrebatar. La actitud de Zedillo, actitud que no dudo en calificar de patriótica, ayudó definitivamente a poner a México en el camino de la transición democrática. Algún día se apreciará debidamente esa valiosa acción. Ahora bien: si digo que Zedillo es uno de los mejores presidentes que ha tenido México, también digo sin vacilar que es el mejor ex Presidente de la época moderna. Como ningún otro se ha abstenido de participar en la vida política de la República: con los dedos de la mano se podrían contar los políticos mexicanos con quienes ha hablado desde que dejó el poder, y aun sobrarían dedos. También como ningún otro ex Presidente el doctor Zedillo ha brillado en la escena internacional, donde es visto con respeto y estimado por sus cualidades personales. Un buen mexicano es Ernesto Zedillo Ponce de León, que sirvió a la Nación con lealtad y la sigue sirviendo con su prudencia y con su sensatez... Bucolina, muchacha campirana en buenas carnes, se hallaba inclinada sobre el lavadero cuando llegó Eglogio, su marido, y sin decir agua va la atacó en erótica manera y sin cambiarla de lugar. Ella, que inconscientemente profesaba la doctrina liberal, dejó hacer, dejó pasar. Cuando acabó el acto de coición, Eglogio, en vez de encender un cigarro y fumarlo con la vista perdida en el vacío, como hacía siempre, hizo algo inusitado; la emprendió a golpes contra Bucolina; la llenó de mamporros, cachetes, soplamocos, tortazos, guantadas, testarazos, mojicones, sopapos y molondrones. "¿Por qué me tratas así, marido mío? -protestó la infeliz, que a esas alturas parecía ya Concilio Vaticano por lo llena de cardenales que se veía-. ¿Por qué me pegas, di?". Responde Eglogio airado: "¡Porque ni siquiera volteaste a ver quién era, desdichada!"... FIN.

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