El cuento que hoy sirve de portal a esta columna no puede ser recomendado a las personas de conciencia estricta. Quienes tienen escrúpulos de pudicicia empiecen la lectura donde dice: "Pipo Lanarts, crítico de espectáculos..." etcétera... Weenie Whackoff, muchacho adolescente, solía entregarse al placer consigo mismo. Woody Allen opina que esa costumbre presenta una desventaja y una ventaja: no conoces gente, pero al menos no tienes que ser amable con nadie cuando el trance acaba. El caso es que los padres del joven Whackoff se preocuparon mucho por aquel inveterado hábito de su hijo. Le advirtieron que si seguía haciendo eso se quedaría ciego. Él declaró paladinamente que lo seguiría haciendo hasta que necesitara lentes; después quizá se frenaría un poco. El padre entonces, tras ponderar el caso, determinó que lo mejor que podía hacer con su hijo era conseguirle una mujer que le enseñara que no todo termina en la reducida dimensión del yo. Pensar tal cosa es egoísmo puro, insano narcisismo egocentrista. Movido por tales filosofías el señor llevó una daifa al cuarto del muchacho y le pidió que lo sacara de sí mismo. Largos minutos transcurrieron, y la mujer no salía. Preocupados, los padres de Whackoff abrieron la puerta de la habitación. ¿Qué vieron? A su hijo Weenie, ocupado otra vez consigo mismo. "¿Qué haces?" -le preguntó consternado su papá. Responde el muchacho: "A la señora se le cansó el brazo"... Pipo Lanarts, crítico de espectáculos, escribió en su gustada sección 'Lunetas y lunáticos' unas palabras laudatorias al actor mexicano Gael García Bernal. Con permiso del acreditado comentador transcribo algunas de sus líneas: '... Este joven actor tan talentoso, de agradable presencia y gran carisma, dio nueva muestra de su integridad de artista y de persona al rechazar ser el presentador del Oscar a la mejor canción cuando no se permitió que el autor de la melodía la cantara él mismo. En esa forma se solidarizó con su amigo, a pesar de que hacer esa presentación lo habría puesto frente a un público formado por lo mejor y más influyente del séptimo arte y por cientos de millones de televidentes en el mundo. Merece aplauso Gael por esa acción, y más porque se da en un medio donde la publicidad lo es todo y los valores y las convicciones nada son...". Esta columna hace suyos los conceptos de Pipo Lanarts y felicita al joven y brillante actor mexicano por su autenticidad... Sonó el timbre de la puerta, abrió la señora y un vendedor irrumpió en la sala y echó en la alfombra estiércol de caballo, con lo que el tapete quedó todo embarrado y sucio. "Señora -dice con voz segura a la azorada dueña de la casa-. Vendo la mejor aspiradora del mundo, la más poderosa y de mayor fuerza limpiadora. Si en un minuto no quito ese estiércol de su alfombra me comprometo a comérmelo". Pregunta con toda calma la señora: "¿Lo quiere con catsup o con mostaza y mayonesa? Porque acabamos de ocupar la casa, y todavía no nos conectan la energía eléctrica"... He aquí otro cuento de subido color. Las personas púdicas suspendan otra vez la lectura, o sáltense hasta donde dice "FIN"... Hubo un error en la sala de cirugía, y a un hombre al que le iban a practicar la vasectomía le hicieron en su lugar una operación de cambio de sexo. El cirujano le dio la infausta noticia. "¡Cielo santo! -exclama desolado el individuo-. ¡Jamás volveré a sentir una erección!". "Vamos, vamos -trata de consolarlo el médico-. Las cosas no son tan malas como parecen. Desde luego que volverá usted a sentir una erección. Claro, no será suya, pero la podrá sentir"... FIN.