Doña Tebaida Tridua, censora de la pública moral, no dio su venia para publicar aquí el chascarrillo intitulado "Amor entre nubes" o "Temor fundado". Lo publicaré ¡cuerpo de tal! (NOTA: La interjección de nuestro amable colaborador se debe a que recientemente descubrió las novelas de Emilio Salgari (1863-1911), y el escritor italo está influyendo en su estilo). He tratado de buscar a la inteligentsia mexicana a fin de solicitarle que suscriba un manifiesto para evitar el desafuero del mencionado cuento, pero no la he podido hallar por ningún lado. Aun sin ese poderoso aval el relato aparecerá aquí el próximo domingo, ¡voto a bríos!... Un amigo de Babalucas le advierte: "Ten cuidado con Cacco Lone. Anda hablando de ti por detrás". Pregunta el badulaque: "¿Y se le entiende?"... ¿Cuál es la diferencia entre una extra del cine americano y un Lamborghini 350 GTV? No todos los productores se han subido a un Lamborghini 350 GTV... Una editorial publicó un aviso en el periódico: "Solicito vendedores de libros". Se presentó un aspirante. Medía dos metros de estatura y pesaba como 200 kilos. Pero tartamudeaba en modo que casi no se le podía entender. Le dice al editor: "Ve-ve-vengo po-po-por el a-a-anun-anuncio". "Lo siento -contesta el de la editorial-. Tartamudea usted mucho, y en esas condiciones será difícil que haga alguna venta". "Co-co-contráteme -insiste el grandulón-. N-no n-no se se a-a-arrepentirá". Pensó el editor que el hombre merecía una oportunidad, y le entregó una buena cantidad de libros para que los vendiera. Volvió el hombre al día siguiente. Los había vendido todos. El editor le dio el doble de libros de la vez pasada. Regresó el tipo al siguiente día. De nueva cuenta había vendido todos los libros; quería más. Asombrado, el jefe de la editorial le dice: "¡En tres días se ha convertido usted en nuestro vendedor estrella! ¿Qué argumento usa para vender los libros?". Responde el farfalloso fortachón: "Le-le di-digo al clie-clie-cliente: ?¿M-me m-me co-co-compra el-el -li-li-libro o se-se lo le-le-leo??"... Viene ahora una historieta de contenido político... En una escuela primaria de La Habana la maestra le mostró a un cubanito una fotografía de George Bush. Le pregunta: "¿Sabes quién es este individuo?". El niño responde: "No". Le dice la maestra: "Es el hombre que nos tiene condenados al hambre, a la miseria, a la necesidad...". El cubanito se disculpa: "Perdone usted, maestra. Es que sin barbas no lo reconocí". Supongo que los escritorios de numerosos funcionarios del Departamento de Estado norteamericano deben tener ya en la cubierta un agujero, de tanto que esos burócratas gringos han dicho desde hace mucho tiempo golpeando el escritorio con el dedo: "Este año se acabará Fidel". No se acaba, no, el déspota cubano; tiene la maldecida resistencia de los dictadores, que suelen ser estólidos, duros y longevos como las tortugas. Cuando la muerte, única vencedora de tiranos (pido un minuto para apuntar esa frase a fin de usarla en posteriores ocasiones), cuando la muerte, digo, convenza a Castro de que tampoco él es inmortal, no acabará con él su régimen, pues lo heredará a uno de sus cercanos capitostes, y el pueblo cubano ha sido de tal manera adoctrinado a lo largo de esta tan larga dictadura que admitirá el relevo sin protesta, y se someterá al nuevo dueño de la Isla. Las cosas en Cuba seguirán sin cambio. Le preguntaron a un cubano: "¿Cuáles son los tres mayores aciertos del gobierno de Fidel?". Responde el cubano con orgullo: "El deporte, la educación y la salud". Le vuelven a preguntar: "Y ¿cuáles son sus tres mayores fallas?". Contesta mohíno el cubano: "El desayuno, la comida y la cena"... FIN.