Un comerciante de nombre Trefe Stain hizo un gran negocio que le dejó ganancia muy cuantiosa. Muy contento llamó por teléfono a un sujeto que alguien le había recomendado, experto en allegar placeres a sus clientes. Le pide: "Mándeme a mi cuarto una muchacha, seis botellas de champaña y una cena para dos?. El sujeto, que había oído hablar de Trefe como de un hombre al que no le gustaba gastar mucho, le dice con cautela: "Oiga: eso podría salirle caro?. "No se detenga en costos -ordena el comerciante-. Que la cena la sirva el mejor restorán de la ciudad; la champaña que sea de la más cara, y la muchacha la quiero alta, de piernas largas y delgadas, ojos azules y cabellos negros que le lleguen más abajo de la cintura?. Una hora después lo llama el tipo: "Ya conseguí la champaña -le dice-. Ordené también la mejor cena que se puede hallar aquí y en cualquier parte. Y tengo lista la muchacha que me pidió. Es alta, de piernas largas y delgadas, ojos azules y cabello negro. Pero el pelo no le llega hasta la cintura: le cubre nada más hasta los hombros?. "Ah, no, -dice Trefe, que en el ínterin había pensado mejor las cosas-. Entonces mándeme nada más una pizza de cebolla y un refresco de dieta, por favor?... La muchacha se quejaba con una amiga: "Mi esposo es un bruto, me hace la vida imposible. Desde que vivo con él sufro mucho. Ya hasta me he enflacado?. "-¿Y no piensas dejarlo?? -pregunta la amiga-. "Sí -responde la muchacha-, pero hasta que llegue a los 55 kilos?... El niñito estaba haciendo la tarea y no podía recordar el nombre de Sansón. "Papi -pregunta a su papá-. ¿Quién derrotó a los filistos??. "No sé -responde el tipo-. Ya sabes que no me gusta mucho el futbol?.... Dulcilí, muchacha ingenua y candorosa, indefensa por tanto frente a las asechanzas del mundo, la carne y el demonio, le dice llorosa a su papá: "¿Verdad, papi, que la honra de nuestra familia ha pasado de generación en generación??. "En efecto, hija, mía -responde don Sinople, que así se llamaba aquel señor-. La honra de nuestra familia ha pasado de generación en generación?. Muy atribulada le informa Dulcilí: "¡Pues ya se me cayó!?... En Monterrey hubo una manifestación de señoras que salieron a la calle golpeando cacerolas para protestar por el costo elevado del gas domiciliario. A esa carestía debe sumarse la de la energía eléctrica y el agua. Algo se debe hacer a este respecto, pues a la gente de escasos recursos casi no le queda ya para comer después de pagar los recibos. Se ha favorecido mucho a los inversionistas a costa de los consumidores. Si no se pone remedio a esa situación, si los señores del dinero no moderan sus ansias excesivas de ganancia, algo muy grave puede suceder... Iba por una calle Maturita Gerolier, señorita de las de antes. Anciana ya, tenía más años que dos pericos juntos. De pronto, ante su sorpresa y estupefacción, un guapo joven de uniforme se le acerca, la toma entre sus brazos y le planta seis sonoros besos en una de las escuálidas mejillas. Prorrumpe Maturita llena de escándalo y azoro: "¿Qué hace usted, osado joven, resoluto mozo? ¿A qué esa muestra inverecunda de temeraria insolencia arrebatada??. "Perdone usted -se disculpa el apuesto mocetón-. Entré de militar y estuve remontado en la sierra 15 meses, sin ver una mujer. Me hice la promesa de que cuando volviera a un sitio habitado abrazaría a la primera mujer que viera, independientemente de su edad o condición, y le daría un beso por cada diente que tuviera. A usted pude contarle seis, y seis besos le di?. "-Ya entiendo -responde Maturita-. Le ruego entonces tomar en cuenta que también me quedan todavía cuatro raigoncitos?... FIN