Decía un pobre tipo: "No salgo con mujeres porque padezco un grave problema sexual". "¿Qué problema sexual es ése?" -le preguntaba alguien condolido. Y respondía con tristeza el lacerado: "No tengo dinero"... Mary Thorn, la joven criadita de la casa, soltera ella, le informó a su patrona que estaba un poquitín embarazada. "¡Pero, Mary! -exclama desolada la señora-. ¿Cómo puedes tener un hijo en tus circunstancias?". Retoba la muchacha: "Usté también tiene hijos". "Sí -concede la patrona-, pero son de mi marido". "¡Pos éste también!" -replica Mary Thorn... La muchachita recibió un correo de su novio ausente. "Papi -le pregunta con voz ensoñadora a su papá-. ¿Es cierto que el amor crece con la distancia". "Es muy cierto -confirma el señor-. A tu mamá la quiero más mientras más lejos está"... Una mujer iba por el campo, e inadvertidamente entró en un terreno pantanoso. Empezó a hundirse, y gritó pidiendo auxilio. Ya le llegaba el fango hasta los hombros cuando llegó un sujeto. Exclama el tipo al verla: "¡Qué asombrosa coincidencia! ¡En este mes es usted la tercera mujer a la que le he hecho el amor y que he sacado del pantano". "¡Oiga! -profiere la mujer-. ¡Yo nunca he hecho el amor con usted!". "Y yo todavía no la saco del pantano" -replica el individuo... Don Senilio, maduro caballero de 80 años, le dice a don Geroncio, señor de 85: "Antes, cuando veía yo a una muchacha inmediatamente experimenta-ba una conmoción en la entrepierna". "Lo mismo me sucedía a mí" -responde don Geroncio. "Ahora ya no siento eso" -declara don Senilio. "Yo tampoco" -secunda don Geroncio. "¿Por qué será?" -pregunta con tristeza don Senilio. Y dice don Geroncio: "Es que ya no vemos bien"... Bustolina, muchacha de ubérrimo tetamen, acudió a la consulta del doctor. Le dijo que sentía unos ciertos ardores en el busto. La examina el galeno y dictamina: "Su problema, señorita, está en las uñas". Muy extrañada Bustolina se las mira y pregunta enseguida: "¿Por qué en las uñas, doctor?". Responde el facultativo: "No en las uñas de usted. En las de su novio"... Doña Golona, señora de la alta sociedad, visitaba una granja. Le pregunta al granjero: "¿Por qué esa vaca no tiene cuernos?". "Bueno -responde el individuo-. Algunas veces las vacas nacen sin cuernos. Otras veces se los cortamos. En ocasiones se les caen con los años, o por alguna falla en el sistema óseo. En el caso que nos ocupa, sin embargo, ese animal no tiene cuernos porque no es vaca: es mula"... Aquel señor estaba agonizando. "Esposa mía..." -le dice con voz feble a su mujer. "¡Shhh! -lo calla ella-. No trates de hablar; guarda tus fuerzas". "Para nada las necesito ya -responde penosamente el hombre-. Ha llegado la hora de dar cuenta de mis actos al Señor. Antes, sin embargo, quiero ponerme en paz contigo, y para eso debo hacerte una penosa confesión". "No hables, te digo -insiste ella-. No turbes la paz de tus últimos minutos". "Es que lo tienes que saber -repite el individuo, congojoso-. Debes saber que muchas veces te fui infiel, la última de ellas con tu mejor amiga". "Ya lo sabía yo -responde la señora-. ¿Por qué crees que te envenené?"... En el club de señores el conferencista hablaba con elocuencia sobre el valor de la amistad. "Y sobre todo -dice a los hombres asistentes-. por ningún motivo intenten ustedes seducir a la esposa de un amigo. Eso atenta contra la más elemental decencia, viola el código ético de la amistad y constituye una grave ofensa al amigo, a más de rebajar la dignidad de quien incurre en una acción tan baja y reprobable". Se hace un hondo silencio entre los asistentes. Añade el conferencista: "Claro, a menos que la vieja esté muy buena"... FIN.