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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Armando Camorra

Recordemos el cuento del pollito que un día tuvo la desgracia de quebrarse una patita. Muy triste, muy dolorido andaba el pollito con su patita rota. Le aconsejaron las aves del corral que fuera a ver al búho, que por docto, por haber estudiado en universidades extranjeras, servía a los animales en calidad de asesor o consultor. Fue, pues, el pollito a ver al búho, y le contó su accidente, y cómo por tener rota la patita sufría mucho y tenía problemas para andar. "Mire usted, joven gallináceo -le dice solemnemente el búho-. Es obvio que el quebranto sufrido en su extremidad inferior afecta severamente su capacidad motriz. En tres o cuatro días diseñaré para usted un programa o plan que le permita reestructurar sus capacidades y resolver su problemática en forma integral". De todo eso lo único que entendió el pollito fue que debía regresar después del cuarto día. Llegó al quinto, y el búho lo estaba ya esperando. "He estudiado su caso ?dice el búho-, y he llegado a la siguiente conclusión: por ser usted un bípedo, al quebrarse una de sus dos patas su movilidad se redujo al 50 por ciento. Esa es una reducción muy radical, que lo afecta hasta llegar casi al rango de la minusvalía. Caso muy diferente sería si en vez de pollo fuera usted un ciempiés. En efecto: si teniendo cien patas se quebrara una, su movilidad se reduciría solamente en un uno por ciento, y no en un cincuenta como es el caso actual. La solución para su problema, y para evitar casos futuros, es que se convierta usted en ciempiés". Al pollito le pareció excelente aquella sugerencia. Salió muy contento de la oficina del búho consultor. Pero de pronto se detuvo. La solución, era cierto, consistía en volverse ciempiés. Pero ¿cómo convertirse en ciempiés? Volvió pues con el sabio consejero y le dijo: "Señor búho: le agradezco el brillante consejo que me dio. Convirtiéndome en ciempiés resuelvo mi problema. Pero ¿cómo hago para convertirme en ciempiés?". "¡Ah! -responde el búho con mucha dignidad-. La solución ya se la di, jovencito. Cómo aplicarla es su problema"... El cuentecito puede referirse a quienes dicen que no necesitamos reforma fiscal, ni energética, ni laboral para salir de la pobreza en que vivimos. Tal se diría que quienes dicen eso piensan que somos un ciempiés, y que la falta de las reformas mencionadas anula sólo una pata entre cien. Eso no es cierto: la falta de esas reformas nos está quitando toda capacidad de movimiento. Mientras no se realicen tales cambios seguiremos en la pobreza y en el subdesarrollo... A medias de la noche llamó Babalucas a la puerta de la casa donde vivía el señor obispo. "¿Qué se te ofrece, hijo?" -pregunta el dignatario. "Perdone que lo moleste a estas horas, Su Excelencia -contesta Babalucas-, pero es que mañana hago un viaje en avión, y me dijeron que hay que confirmar el vuelo"... El médico rural fue por la noche a la casa de un joven granjero a atender el primer parto de su esposa. Como no había ahí energía eléctrica el doctor usó para iluminarse una lámpara de baterías. "¡Ahí viene ya el niño!? -dice proyectando el haz de luz sobre la escena-. Nació el bebé, pero en seguida empezó a asomar otra cabecita. "¡Ahí viene otro!? -dice muy excitado el médico volviendo a echar la luz. Y no paró ahí la cosa: ¡eran triates! "¡Ahí viene el tercero!? -vuelve a prorrumpir el doctor. Le dice entonces el muchacho: "Oiga, médico, ya apague la lamparita ésa. Parece que es lo que los está atrayendo?... FIN.

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