Simpliciano, joven sin ciencia de la vida, casó con Pirulina, muchacha que tenía ya mucho kilometraje recorrido. En la noche de bodas, antes de consumar las nupcias, el candoroso novio le preguntó con gran solemnidad a su avispada mujercita: "Dime, Piru: ¿soy yo el primer hombre con el que haces esto?". Ella, que poseía muchos defectos pero no el de echar mentiras, le respondió con sinceridad digna de encomio: "No, Simpli. Antes que tú han estado en mi lecho cuatro hombres". "¡Hado fatal! ¡Destino infortunado! -clamó el muchacho, que por esos días tomaba el curso "Literatura dramática española del romanticismo"-. ¿Otros cuatro hombres antes que yo?". "Sí -confirma Pirulina-. Y deberías alegrarte: no hay quinto malo"... Un tipo iba por la calle con su perro. Sintió deseos de tomarse una copa, pero sabía que en ningún bar permitían entrar con animales. Entró de cualquier modo en uno, y fue a la barra. El cantinero le pregunta, hosco: "¿Qué no vio el letrero, amigo? No se permite entrar con perros". "Soy ciego -responde el hombre mirando hacia el vacío-. El perro es mi lazarillo". "¡Caray, perdone usted -se disculpa apenado el tabernero-. Siéntese, por favor. La primera copa es por cuenta de la casa". Va el individuo y ocupa una mesa cerca de la puerta. Ahí empezó a beber su copa muy contento. En eso entra en la taberna otro sujeto. Llevaba consigo un perro chihuahueño. El falso ciego lo llama discretamente y le dice: "Aquí no dejan entrar con perros. Si quieres una copa dile al cantinero que eres ciego". Va el tipo hacia la barra. Le indica el de la taberna: "No se permiten perros". "Soy ciego -contesta el recién llegado-. El perro es mi guía". "No lo creo -replica el cantinero-. Jamás he visto que un chihuahueño sirva de perro lazarillo". "¡¿Queeé?! -exclama el tipo fingiendo gran sorpresa-. ¡¿Me dieron un chihuahueño?!"... Juan Pablo II fue el primer Papa no italiano electo desde que Adriano VI, holandés, ocupó el solio pontificio en 1523. Polaco, entrañablemente unido a la tradición católica de su país natal, Karol Wojtyla pensó en llamarse Estanislao antes de escoger como nombre el mismo de su antecesor. ¿Por qué fue electo Juan Pablo II, cuya designación asombró al mundo? Algunos observadores opinaron que su llegada al trono de San Pedro fue resultado de dos factores decisivos. El primero tuvo carácter simbólico. Había que destacar, reconocer y compensar el sufrimiento de los católicos en los países de la Europa oriental sometidos al totalitarismo soviético, y mostrar a Occidente la opresión bajo la cual vivían el pueblo y la Iglesia en las naciones sujetas a esa dominación. Ese factor simbólico se convirtió después en real. Juan Pablo, ya se sabe, fue un elemento de extraordinaria fuerza -quizá definitivo- en el combate contra esa tiranía y en su acabamiento. Jamás se atribuyó mérito alguno en la caída del comunismo, pero no cabe duda de que sin su participación el poderío de Rusia habría tardado más tiempo en derrumbarse. El otro factor de influencia en la elección de Juan Pablo II fue la necesidad de desacelerar el proceso postconciliar, que por su ímpetu había sembrado alarma en los teólogos conservadores. Es cosa vana, desde luego, especular acerca de quién será el próximo pontífice. Pero resulta válido considerar algunos datos actuales de la Iglesia. En ese contexto cabe esperar ahora un Papa progresista, y quizá no europeo. Es muy posible, entonces, que haya una sorpresa semejante a la que causó la elección del Papa que se fue... FIN.