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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Armando Camorra

En una fiesta el marido quiso hacerse el chistoso. Delante de su esposa dice a los invitados: ?Los hombres deberíamos poder cambiar de esposa como cambiamos de coche: cada dos años?. Interviene su mujer y le dice: ?¿Para qué quieres tú eso, si hace mucho que ni manejas??... El esposo entró muy contento en la sala de su casa. Venía del sótano de su casa, donde tenía instalado un laboratorio, y lucía una elevada tumefacción en la entrepierna. Le dice a su asombrada esposa: ?A ver ¿qué piensan ahora de eso que llamas ?tus estúpidos experimentos??... Llegó un individuo al hospital con una mujer a punto de dar a luz. Le pregunta la recepcionista: ?¿Me da por favor el nombre de su esposa??. Responde el tipo bajando la voz: ?¿Es necesario involucrarla a ella en este asunto??... Himenia Camafría, madura señorita soltera, fue a la corte donde juzgaban a los delincuentes. El primero en pasar a juicio fue un ladrón especializado en forzar cerraduras. "Que muestre su herramienta" -pide el fiscal. El ratero exhibe su colección de ganzúas. El segundo era un violador. "¡Enciérrenlo inmediatamente!" -demanda el fiscal. Pregunta la señorita Himenia, disgustada: "¿A él no le va a pedir que enseñe la herramien-ta?"... Dulcilí, muchacha ingenua, entregó la gala de su doncellez a Libidiano, rijoso maestro en artes de lubricidad. De falsas promesas engañosas se valió el burlador para envolver a la cándida muchacha en las redes de su salacidad. A los pocos meses de esa relación Dulcilí enfermó de gustos pasados. Quiero decir que salió encinta. Así se lo dijo a Libidiano. "No podía ser de otra manera -declara el sandio torpe con ufanía de macho genitor-. Hasta por carta puedo embarazar a una mujer. Pero no desesperes, muchacha: no te voy a dejar sola en este trance". "¿De veras?" -pregunta ilusionada Dulcilí. "De veras -confirma Libidiano-. Mañana mismo haré en la oficina una colecta para que te ayudes con los gastos del parto"... Doña Pomposia, dama de sociedad, visitaba la cárcel como voluntaria. Pregunta a uno de los presos: "¿Por qué está usted aquí, buen hombre?". El buen hombre había oído cien veces la misma pregunta en labios de otras tantas piadosas voluntarias. Responde con paciencia: "Es que siempre he querido ser director de un reclusorio, señora, y decidí empezar desde abajo"... Hoy me toca orientar a la República. Pensé en dejar la orientación para otro día, porque hoy amanecí sin ganas de orientar, pero la voz del deber me convocó. "-Orienta, orienta", díjome la conciencia en tono perentorio. Y aquí me tienen, orientando... Es necesaria, y urgente, la incorporación a nuestra vida nacional de figuras tales como el plebiscito, el referéndum, la consulta popular. Sucede que las grandes cuestiones del país se están resolviendo por medio de acuerdos de camarilla entre el Gobierno y los caporales de los partidos políticos. Estos otorgan su voto o lo "desniegan" -como se dice sabrosamente en el Potrero- sin mirar algunas veces al verdadero bien de la República, sino según la propia conveniencia, con vistas al futuro electoral o para obtener ventajas partidistas. Así, la opinión de los ciudadanos y el bien común naufragan en ese mar de politiquería. Sin anular la idea de la representación, sino antes bien para fortalecerla, deben admitirse esas formas de consulta a los ciudadanos que en otros países más democráticos que el nuestro son práctica común... FIN.

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