Tacos, gorditas, enchiladas, quesadillas, garnachas, peneques, sopes, pambazos, tlayudas, memelas, chalupas, molotes, tlacoyos, panuchos, flautas, burritos, tostadas, totopos, gringas, nachos, salbutes, tintines, pellizcadas, tecoyotes, penchuques, pemoles, bocoles, picaditas... Y luego conchas, cuernos, orejas, morelianas, puchas, panqués, bollos, rodeos, trocantes, soletas, bizcochos, mostachones, alamares, redos, picones, peteneras, volcanes, monjas, chamucos, orejas, rollos, campechanas, trenzas, molletes, polvorones, chorreadas, roscas, buñuelos, empanadas, cuchufletas, calzones, apasteladas, turcos, marquesote, coyotas, hojarascas... Aparece en esta columna Estaca Brown, personaje encargado de los escepticismos, y pregunta: con todos esos manjares que tenemos los mexicanos ¿podemos hacer ayunos de protesta? Algunos bastante risibles se han llevado a cabo. Recuerdo el que simuló Carlos Salinas de Gortari en Monterrey a fin de protestar por la prisión de su hermano Raúl. Otro sainete resultó ser el ayuno por riguroso turno de los senadores perredistas. La verdad, ha sonado hueca esa forma de protesta por parte de las señoras y señores del PRD. Preocupa, sí, lo acontecido en San Cristóbal, el otro rancho de Vicente Fox. (Digo "el otro" porque Fox ha tratado de gobernar a este país como si fuera un rancho). Ahí los perredistas ayunadores se enfrentaron por la fuerza con miembros del Estado Mayor Presidencial y con vecinos inconformes por la presencia ahí de los no tan pacíficos perredistas. Estaban algo equivocaditos quienes afirmaron que la resistencia civil sería muy civil, químicamente pura y sin acompañamiento de violencias. Muchos mexicanos ayunan a fortiori, ciertamente, pero entre ellos no están nuestros políticos. Eso de los ayunos pro López Obrador nadie se lo ha creído. ¿Ayunar en medio de ese infinito océano de tacos, gorditas, enchiladas, quesadillas, etcétera? Estaca Brown... Babalucas le pregunta a su esposa: "¿Qué hay en esa caja?". Contesta ella: "Esmaltes". "Sí -se impacienta el badulaque-. Y mañana es miércoles. Pero ¿qué hay en esa caja?". (Caón, un chiste más como ése y mis cuatro lectores van a quedar reducidos cuando mucho a dos)... Avaricio Matatías era un individuo cicatero. Cierto día le pidió su señora: "Dame para comprar un peine". "¡Cómo! -protesta el gran tacaño-. ¡Cuando nos casamos te compré uno!". "Sí -reconoce tímidamente la señora-. Pero de eso hace 30 años. Además al peine se le cayó una púa". El cutre se escandaliza: "¿Y nada más porque se le cayó una púa te quieres comprar otro?". "Es que es la última que le quedaba" -se atreve ella a replicar... Una mujer se estaba ahogando en el mar, cerca de la playa. Grita un sujeto: "¡Diez mil pesos de recompensa al que salve a mi esposa! ¡Yo no sé nadar!". Un fornido lanchero se lanza al agua, bracea con celeridad y saca a la señora. El individuo mira a la mujer y luego dice con asombro: "¡No era mi esposa la que se estaba ahogando! ¡Es mi suegra!". "Ah caray, señor -se preocupa el lanchero-. ¿Cuánto voy a tener que darle yo a usted?"... Un oficial de tránsito detuvo a una bella conductora que iba manejando su coche en forma errática. Le pidió que descendiera del vehículo y se sometiera a la prueba del alcoholímetro, para lo cual le extendió el aparato. La dama sopló en él. El oficial observó el resultado de la prueba: evidentemente la señora se había tomado algunas copas. Tratando de calcular cuántas le pregunta: "Se echó usted dos ¿no?". Exclama muy asombrada la mujer: "¡Ah caray! ¿Qué también eso sale en el aparatito?"... FIN.