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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Armando Camorra

Esta columna empieza con un chascarrillo de dudoso gusto. Las personas que no gusten de leer chascarrillos de dudoso gusto prosigan la lectura en el punto donde se encuentra el comentario de hoy... Un político llegó muy contento a su casa. Le dice a su esposa: "¡Vieja! ¡En la inauguración del campeonato de beisbol tiré la primera bola!". Responde la señora con tono ácido: "Hubieras tirado también la segunda. Pa? lo que te sirven"... El comentario de hoy lleva por título "Una noticia buena y una mala". Se ilustra con un par de relatos sobre ese mismo tema... El médico le dice al marido de la paciente: "Le tengo dos noticias, una mala y una buena. La mala es que su esposa presenta una infección venérea. La buena es que no fue usted el que se la contagió". Otro. Le dice el médico al enfermo: "Le tengo dos noticias, una mala y una buena. La mala es que le queda a usted un mes de vida. La buena es que la enfermera Nalgarina por fin aceptó salir conmigo". Pues bien: de España nos llegan dos noticias, una buena y una mala. He aquí la buena: el Congreso español aprobó una ley que permite que dos personas del mismo sexo puedan unirse legalmente. Y he aquí la que a mi juicio es una noticia mala: el mismo Congreso aprobó también que los homosexuales puedan adoptar hijos. Me alegra que España haya seguido a otras naciones europeas -Holanda, Bélgica- que permiten la unión legal de los homosexuales, aunque no la adopción de menores. Igual autorización, y el mismo límite, existen ya en dos estados norteamericanos: Vermont y Connecticut. Creo en el derecho que tienen las parejas de gays y de lesbianas a que su unión sea reconocida por la ley, con todas las consecuencias jurídicas que de ese reconocimiento puedan derivar. No creo, sin embargo, que esas parejas deban tener la facultad de adoptar hijos. En la unión de una pareja de homosexuales actúa la libre voluntad de dos personas. En la adopción, sin embargo, participa una tercera que no está en aptitud de manifestar su voluntad, y que sin embargo queda integrada a un modo de vida que por sí misma no escogió. Eso implica una lesión al derecho de los niños a tener madre y padre, y les impone un modelo de vida en cuya selección su voluntad no actuó. Caso muy distinto sería la adopción de un mayor de edad. Ahí, existiendo la manifestación de voluntad del adoptado, no habría inconveniente alguno. Avanza el movimiento pro derechos de los homosexuales, y eso es motivo de satisfacción para quienes creemos en el derecho que tienen a la dignidad y a un trato equitativo. Pero ese avance ha de hacerse sin sacrificio de los derechos de otros, y menos aún de los niños. Los homosexuales se han quejado siempre de que la sociedad quiere imponerles un género de vida. No deben ellos tampoco imponer su modo de vida a nadie, y menos a un niño, que no está en aptitud de ejercer su libertad... En la merienda las señoras se quejaban de las infidelidades de sus respectivos esposos. Cuál más, cuál menos, todas tenían algo que contar sobre ese tema. De pronto dice una: "Pues a mí jamás me ha engañado mi marido". "¿De veras?" -replican las demás, escépticas. "De veras -confirma la señora-. Siempre lo he pescado en sus movidas"... Un individuo le dice al juez de lo familiar: "Quiero divorciarme de mi mujer. Tiene una costumbre que detesto: come naranjas con polvo de chile". "Oiga -opone el juzgador-. Muchas mujeres acostumbran comer naranjas con polvo de chile". "¿Cuando están haciendo el amor?" -pregunta con reconcomio el hombre... En el bar un sujeto le propone a una chica: "¿Te gustaría ir conmigo a jugar a la magia?". Pregunta la muchacha: "¿Cómo se juega eso?". Responde el individuo: "Vamos a mi departamento, hacemos el amor y luego te desapareces"... FIN.

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