Llegó un borrachín a una cantina y le rogó al tabernero que le diera por caridad una cerveza gratis, pues no traía dinero para pagarla, a fin de curarse la espantosa cruda. El cantinero le dijo sin más propósito que el de quitárselo de encima: "Te daré todas las cervezas que quieras si haces tres cosas: pegarle al Sacaflatos, el grandulón que tengo para echar a la calle a los ebrios escandalosos; extraerle a Satán, el perro bulldog que cuida la bodega, un colmillo que trae flojo, y follarte a esa mujer que está sentada en el extremo de la barra". Sin decir palabra el ebrio va y de un puñetazo en la mandíbula deja privado de sentido al hombrón de la puerta. Luego se dirige a la bodega, y a poco se oyen gemidos lastimeros de Satán. Regresa el temulento y le pregunta al cantinero: "¿Dónde dijiste que está la mujer con el colmillo flojo?"... Fui maestro durante 40 años. En ese tiempo la experiencia me enseñó que las calificaciones no dicen todo acerca de un alumno, pero sí hablan mucho de él. Las buenas notas en las materias escolares son indicativas de sentido de responsabilidad, de trabajo, de tiempo dedicado al cumplimiento de los deberes cotidianos. Puede haber, es cierto, estudiantes brillantes que luego son profesionistas mediocres, y aun fracasados. También, al contrario, sabemos de malos escolares que luego triunfan en la vida. Pero unos y otros constituyen excepciones, y es posible asentar un principio general según el cual las actitudes y conducta que alguien mostró como estudiante serán las mismas que luego evidenciará cuando profesionista, y en su modo de ser como persona. Por eso reviste interés grande el análisis hecho por el Grupo Reforma de las calificaciones que en la Universidad obtuvieron los tres principales aspirantes a la Presidencia. Ese análisis muestra que Andrés Manuel López Obrador hizo su carrera en la misma forma que habla: a pausas. Tardó 14 años el señor en terminar una carrera que se cursa en cinco. Vale decir, fue fósil de la UNAM. Reprobó materias a diestra y a siniestra, y varias las aprobó en exámenes extraordinarios merced a la infinita benevolencia de esa indulgente madre, la Universidad. Si era firme mi decisión de no votar por López Obrador en caso de que llegue a candidato, tal decisión se fortalece más al conocer su pésima trayectoria de estudiante. Por ella se puede concluir que los logros de AMLO no han sido fruto de la preparación, sino de la ocasión. Desde luego la política no es cosa de academia, pero difícilmente podrá ser Presidente bueno quien fue estudiante tan malo. Ahora bien: como digo una cosa digo la otra. Las anteriores consideraciones no implican que Madrazo, estudiante aprovechado, sea un buen candidato a Presidente. La ciencia no necesariamente trae consigo la conciencia, ni los estudios dan por sí solos una actitud ética -de valores- para la vida. Esa actitud no se advierte en el priista. En cuanto a Creel, si como estudiante no fue ni fu ni fa, como político es también así: ni fu ni fa... Afrodisio Pitorrón, galán concupiscente, llevó a Dulcilí, muchacha ingenua, a un motel de los de corta estancia o pago por evento. Ahí consiguió de ella la dación de su más íntimo tesoro, llamado por los americanos cherry (cereza) y "dátil" por los españoles del Siglo de Oro, ya que es para darse. ("Pide la doncella palma / y es dátil su doncellez", escribió el feroz don Francisco de Quevedo). Acabado el trance la ilusa joven le preguntó con acento ensoñador a su salaz pareja: "¿Tú crees, Afrodisio, que seremos felices cuando nos casemos?". Responde con displicencia Pitorrón: "Depende de con quién nos casemos"... FIN.