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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Armando Camorra

Aquel señor era pescador. Muy cerca del pequeño pueblo en que vivía pasaba un río de aguas claras y frías donde las truchas abundaban. Iba el señor cada mañana a pescar, y se desesperaba, pues los peces no picaban. Se molestaba mucho por eso, y más porque veía al cartero del pueblo que llegaba algunas veces y sin siquiera usar anzuelo, con las manos, atrapaba una buena cantidad de truchas grandes y lucientes. Cierto día el señor ya no se pudo contener y le preguntó al cartero: "¿Cómo le haces para pescar así las truchas, con las manos?". Responde el hombre del correo: "Te diré mi secreto si prometes no revelarlo a nadie". Jura el señor, y el cartero le dice: "Tú sabes que nunca me he casado; soy soltero. Pero tengo una amiguita. Cuando quiero venir a pescar voy y le doy una sobadita. No sé por qué, pero el humor que despide su cuerpo -será eso de las feromonas- atrae a las truchas. Me basta poner las manos en el agua para que solitas vengan a ellas". El señor no dio crédito a aquella peregrina explicación. Pero al día siguiente volvió a pescar, y como no sacaba nada decidió poner en práctica el extraño método. Regresó a su casa. Su esposa estaba lavando en la cocina los platos del desayuno. Se acerca por atrás el señor y le da la sobadita que el cartero había descrito. Y dice la señora sin volver la vista: "Se ve que hoy no tienes mucha correspondencia qué repartir"... Simpliciano, joven inocente, casó con Pirulina, muchacha dueña de mucha ciencia de la vida. Al principiar la noche de bodas le dice solemnemente: "Piru: quiero que sepas que nunca antes he estado con una mujer". "¡Chin! -exclama con enojo Pirulina-. ¡Otro principiante!"... Durante muchos años -no sé si todavía- la correspondencia oficial incluía siempre un lema revolucionario: "Sufragio efectivo; no reelección". Esa frase sintetizó el programa político de Madero frente a la prolongada dominación del porfiriato. La frase, a pesar de haber sido concebida para un momento histórico determinado, parece seguir teniendo vigencia en nuestro tiempo, y es manifestación de uno de esos tabúes que en México tenemos. Para muchos el tema de la reelección es intocable. Recientemente los priistas se patrasearon y negaron su apoyo a una iniciativa que contemplaba la reelección de diputados y senadores. Yo, que venero la figura de Madero, interpreto esa frase: "Sufragio efectivo; no reelección", en la siguiente forma: como no hay sufragio efectivo, no debe haber reelección. En tiempos del priato yo me oponía a la reelección. Escribí entonces: "¿Cómo puede haber reelección, si no hay elección?". Ahora, por fortuna, los mexicanos tenemos elecciones confiables, gracias a que los procesos electorales salieron del control del Estado para ser manejados por los ciudadanos. Si ya hay elecciones verdaderas debería haber también reelección. De otra manera seguiremos favoreciendo la improvisación sobre la experiencia, y los llamados representantes populares, más que representar a los ciudadanos, seguirán representando, como ahora, el interés de los partidos a quienes deben el cargo. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado... Jack Hardhead, rudo vaquero, fue con el gastroenterólogo. "Doctor -le dice preocupado-, cuando exonero en el campo siento un dolor tremendo". Inquiere el especialista: "¿Y a qué atribuye usted esa dolorosa sensación?". Responde Jack: "Quizá se debe a que me clavo las espuelas en las pompas"... FIN.

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