Una preciosa chica iba por la calle cuando se le encaró un pelado. De buenas a primeras le dice el ruin sujeto con sonrisa salaz y acento lúbrico: "Entonces qué, mamacita. ¿Follamos?". La muchacha se indigna, claro. Increpa al majadero, irritada: "¿Qué le pasa, bribón? ¿Es usted un degenerado?". Pregunta con mucho interés el insolente: "¿Qué es requisito?"... El director de la escuela llamó a Hamponito y le dijo: "Esta escuela tiene 20 reglas de conducta, y tú has quebrantado 19 de ellas. Si así continúas tendremos que expulsarte". Hamponito, igual que hizo Jack el Destripador cuando se le olvidó el cuchillo, pidió una segunda oportunidad. "Está bien -concede el director-. Pero no quiero volver a verte por aquí". Se dispone Hamponito a salir de la oficina. Pero antes de abrir la puerta se vuelve hacia el director y le pregunta: "¿Podría decirme por favor cuál es la regla que no he quebrantado?"... Sigue ahora un chiste sumamente cruel. Las personas que no gusten de leer chistes sumamente crueles deben evitar posar en él los ojos, y continuar la lectura en el acápite que empieza: "... Algunos de los llamados ?representantes populares? carecen de progenitora..." etcétera... Un señor se topó con un amigo suyo que lloraba desconsoladamente. Iba con su señora madre, a la que conducía amorosamente. Le pregunta el señor a su amigo, lleno de solicitud: "¿Qué te pasa, Capronio? ¿Por qué lloras así?". Responde el individuo entre sollozos: "¡Es que mi madrecita adorada amaneció hoy completamente ciega!". "¿Qué barbaridad! -se consterna el señor-. ¡Lo siento mucho, amigo mío! Y dime: ¿la llevas con el oftalmólogo?". "No -contesta hipeando el tal Capronio-. La llevo a la Comisión Federal de Electricidad a que cancele su contrato, al fin y al cabo ya no ve nada, y yo soy el que pago el recibo de la luz"... Algunos de los llamados "representantes populares" carecen de progenitora. No contentos con las jugosas dietas que reciben se benefician también con ingresos extraordinarios, como esa partida para gastos médicos que los diputados usan aun para sus parientes hasta la sexta o séptima generación, más toda suerte de bonos, gajes, alcances, gratificaciones, prebendas, sinecuras, gastos, comisiones, viáticos y expendituras en general de las cuales ni siquiera tienen que dar cuenta. Padecemos los mexicanos una casta política que pesa onerosamente sobre el presupuesto nacional. Ojalá haya pronto condiciones favorables para reducir el inmenso número de esos tales ?representan-tes? que a nadie representan aparte de su propio interés y el de los partidos a los que deben esas suculentas canongías. Y más no digo, porque ya estoy muy encaboronado... Un angustiado señor acudió a la consulta del siquiatra y le pidió con suplicante acento: ?¡Ayúdeme, doctor! ¡Todo mundo duda de mí!?. Le dice el analista: ?No le creo?... Le pregunta el señor cura al catecúmeno: ?¿Renuncias al mundo, al demonio y a la carne??. Responde el recién convertido: ?Al mundo y al demonio sí, padre. A la carne no, para que nadie vaya a decir que soy fantático?... En la noche de bodas el recién casado exclama en el arrebato de la anhelada posesión: ?¡Te amo terriblemente, Rosibel!?. ?Ya me estoy dando cuenta ?responde ella-. Pero poco a poquito te voy a ir enseñando?... La cafetería estaba atestada, de modo que la señorita Peripalda tuvo que compartir la mesa con una chica de modales desenfadados. Lo primero que hizo la muchacha fue sacar un cigarrillo y encenderlo. Eso molestó mucho a la señorita Peripalda. Le dice a su ocasional compañera: ?¡Antes preferiría cometer adulterio que fumar en la mesa!?. Responde la chica: ?Yo también, pero en mi trabajo me dan nada más media hora de descanso?... Casó don Gerontino, señor de edad muy avanzada, con una frondosa mujer a la cual habría podido hacer frente sólo en sociedad anónima con otros cinco amigos. Don Gerontino siempre había querido tener una muerte rápida. Y se le cumplió el deseo: murió en el acto... FIN.