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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Don Astasio, marido coronado, llegó a su casa y sorprendió a su esposa Facilisa entrepiernada con un desconocido. Desconocido para don Astasio, digo, pues ella lo conocía bien, a juzgar por las expresiones que usaba para dirigirse a él: "Mi negro lindo", "Papasote" y otras que denotaban familiaridad. Fue don Astasio al chifonier donde guardaba una libreta en la que tenía anotadas expresiones aplicables al caso. Luego regresó a la alcoba y dijo a su mujer: "¡Falena!". Empleaba don Astasio una expresión metafórica muy usual en la nota roja de los periódicos del pasado siglo. La falena (Phalaina phalaina) es un insecto lepidóptero nocturno, pequeña mariposa que gusta mucho de la luz, motivo por el cual se acerca a la llama de las velas o lámparas y muere abrasada en su fuego. Por eso a las mujeres de toma y daca se les llamaba en México "falenas", nombre ahora en desuso a pesar de la valiosa enseñanza moral que contiene. Pero vuelvo a mi relato. Se oyó llamar así doña Facilisa, y sin alterar el compás de tres por cuatro (valseadito) que solía usar en el trato con sus concubinarios le contestó a su esposo: "Ahora no puedo atenderte, Astasio. Tengo visita". Entonces don Astasio se vuelve hacia el fementido adamador y le dice: "¡Esto le va a costar muy caro, señor mío!". Y responde el sujeto: "Le ruego, caballero, que al hacer el cobro se ponga usted la mano en el corazón. No me sobra el dinero"... Un indocumentado mexicano se las arregló para llegar a Nueva York. Vestido pobremente iba caminando por la Quinta Avenida cuando súbitamente sintió en la espalda una fuerte comezón. Como no alcanzaba a rascarse con la mano se arrimó a la pared de un edificio y empezó a frotarse el lomo en ella. En eso pasó otro mexicano, pero éste de posibles. Le dice con tono agrio al pobretón: "Por gente como tú los mexicanos tenemos mala fama. ¿Cómo te pones a rascarte así? ¿No te das cuenta de que estás en la Quinta Avenida?". Pregunta con humildad el indocumentado: "¿Y cuál es la calle para rascarse?"... Después de su enésima discusión el esposo y la esposa decidieron separarse. Pocos días después él se topó con ella en el supermercado. Le dice con voz triste: "Desde que salí de la casa mi vida carece de atractivo. Me faltan los colores y la luz; todo es hastío y tedio". "Vano empeño el tuyo -replica la señora volviendo la cabeza a otro lado-. Por más que me ruegues no volveré contigo". "Nadie te está pidiendo que regreses -contesta él-. Lo que quiero es que me devuelvas la tele"... No soy priista. Por lo tanto no puedo aspirar a ser algún día perredista. Con la imparcialidad que esa falta de antecedentes me confiere voy a orientar ahora tanto al PRI como al PRD. Al partido tricolor le digo esto: si le quieres ganar al PRD mantén tu unidad. Y esto le digo al PRD: si le quieres ganar al PRI fortalece tu diversidad. En efecto: si tras la elección interna de su candidato el PRI queda dividido, si al final de la contienda los precandidatos perdedores quedan resentidos y no se unen en torno al que obtenga la postulación, entonces será presa fácil de ese lobo con piel de lobo que es López Obrador. Los perredistas, en cambio, deben impedir que AMLO haga lo mismo que Fox hizo con el PAN: agandallar -como se dice en lengua mexicana- la candidatura pasando por encima de la estructura y reglamentaciones partidistas y vulnerando el derecho que puedan tener otros aspirantes, en este caso Cárdenas. Debe por tanto el PRD fortalecer su diversidad, en tanto que el PRI debe dar fuerza a su unidad. Y aquí termino, pues me cansé ya de orientar... FIN.

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