En una fiesta un tipo le dice a otro: "¿Ves a aquella mujer? Anoche le hice el amor. Fue una pésima experiencia; la señora no pudo haber estado peor". "¡Oiga! -profiere el otro hecho una furia-. ¡Esa dama es mi esposa! ¡Retráctese usted inmediatamente!". "Me retracto -admite el tipo-. La señora pudo haber estado peor"... Babalucas veía en la tele un partido de futbol. Le pregunta su hijo: "¿Qué equipos son?". "Barcelona y Real Madrid" -responde él. "¿Cómo va el marcador?" -se interesa el muchacho. "Tres goles a dos" -contesta Babalucas. "¿Quién va ganando?" -quiere saber el hijo. Y dice el tonto roque: "El que lleva tres"... Don Ultimio fue a pasar unos días en la playa. Ahí, por desgracia, sufrió un síncope, y el pobre chupó Faros. (NOTA: Mis cuatro lectores me informan que la expresión "chupó Faros", eufemismo usado para no decir "se murió", proviene de los fusilados en la Revolución, a quienes antes de morir se les concedía la gracia de fumarse un cigarrito de esa popular marca. Por cierto, a uno de esos condenados le dijo en su celda el general: "Te íbamos a fusilar a las 6 de la mañana, pero te concederemos una hora de gracia". "¡Fantástico, mi general! -se alegra el reo-. ¡Que pase Gracia!"). Murió, pues, don Ultimio cuando estaba gozando de sus vacaciones, y un empresario de pompas fúnebres se encargó de arreglarlo para el funeral. Le puso traje y corbata; lo maquilló muy bien. Cuando llegó la esposa de don Ultimio vio a su marido en el ataúd y dijo muy emocionada: "¡Qué bien se ve! ¡Unos días en la playa hacen milagros!"... Capronio, sujeto muy desconsiderado con su prójimo, viajó a otra ciudad, y fue a comer en un restorán de mala muerte. El mesero que lo atendió había sido su compañero de colegio. "¡Qué pena me da verte trabajando en un lugar así!" -le dice Capronio. "Sí -responde el mesero-. Pero yo no como aquí"... El cine mexicano tiene joyas. "Cuando los hijos se van es una de ellas". (Tuve un tío que era padre de dos hijos solteros, verdolagones ya: uno tenía 38 años, y el otro pasaba de 40. Ninguno de los dos hizo carrera; y ambos eran más güevones -con perdón sea dicho- que la quijada de arriba: en toda su vida no completaban entre los dos un turno de 8 horas de trabajo. Para colmo vivían en casa de sus padres, que debían hacerse cargo de ellos como si fueran críos adolescentes. Un día me preguntó mi tío: "¿Te acuerdas, Armandito, de aquella película que se llamó ?Cuando los hijos se van??". "Sí la recuerdo, tío -dije yo-. Actuaron en ella Fernando Soler, Sara García, Joaquín Pardavé, Carlos López Moctezuma, Miguel Inclán, Emilio Tuero, Marina Tamayo, y el narrador era don Manuel Bernal". "¿Verdad -prosiguió mi tío- que es una película muy triste?". "En efecto, tío -reconocí-. ?Cuando los hijos se van? es una película muy triste". Y rebufó mi tío: "¡Pues es más triste cuando no se van!". El Presidente Fox pidió a sus colaboradores que vayan preparando ya sus cuentas. Eso es triste, pues parece significar que, como dijo Paul Anka, el final se acerca ya. Más triste sería, sin embargo, que le quedara más tiempo a este Gobierno (lo de Gobierno es un decir). Otra vez los mexicanos quieren un cambio. Y lo peor es que a lo mejor ese cambio será más triste que éste. Dicho de otra manera, el País está ligeramente jodidísimo. Y no parece que el enfermito vaya a mejorar... La esposa de don Cornulio mostraba síntomas de fatiga, y fue a consultar a un médico. Regresa a su casa y le cuenta a su marido: "El doctor dice que estoy haciendo el amor con exceso". Replica con extrañeza don Cornulio: "Pero si no lo hacemos tantas veces". Replica la señora: "Tú no, pero yo sí"... FIN.