Una mujer entró en un bar, se plantó en medio del abarrotado local y sin decir agua va se levantó las faldas y dio a ver a los asombrados parroquianos todo lo que debajo había. El cantinero acudió presurosamente a taparla con su delantal, y entonces la mujer se echó a llorar. "¡Perdóneme! -le dice-. ¡No sé por qué hago esto!". Y al decir tal cosa gemía con desesperación. "Cálmese" -le dice el tabernero, que era hombre compasivo como todos los de su oficio. Y así diciendo la llevó a la barra. Ahí le dijo la mujer sin dejar de gemir quedamente: "No sé qué me sucede. Un impulso que no soy capaz de controlar me mueve a exhibirme así. Y lo peor es que luego me acometen unos remordimientos que me duran semanas". "Su problema es de orden sicológico -le dice el cantinero-. Conozco a un siquiatra que la podrá ayudar. Se especializa en exhibicionismos; tiene escrito un ensayo sobre el programa Big Brother". Ella, entre lágrimas, le prometió que se sometería a tratamiento con el analista. Unos meses después la mujer volvió a entrar en la cantina abarrotada y de nuevo se levantó las faldas y mostró proa y popa a la clientela. Corre hacia ella el cantinero y le pregunta con enojo: "¿Qué no fue con el siquiatra?". "Sí fui" -responde la exhibicionista. "Pues veo -le dice ácidamente el tabernero- que de nada le ha servido el tratamiento". "Claro que me ha servido -replica la mujer-. ¡Ya no me dan remordimientos!"... Las siglas del ILCE -Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa- a mí me dicen mucho. Cuando mis hijos eran pequeñitos iba con mi esposa a sus oficinas en Saltillo. Ahí una maestra bondadosa y diligente, la profesora Manrique, tenía valioso material que nos ayudaba a hacer de nuestra casa una segunda escuela para nuestros hijos, del mismo modo que procurábamos que la escuela fuera para ellos un segundo hogar. Al paso de los años volvía yo a toparme con el ILCE donde menos lo pensaba. En el recinto que el Instituto tiene en Villahermosa, junto al agua -en Tabasco todo está junto al agua-, hallé una preciosa versión cinematográfica del Quijote, que sirvió a los muchachos de la telesecundaria del Potrero como pórtico para la lectura del gran libro. Por eso me alegró saber que un mexicano -regiomontano además-, Reyes Tamez, fue elegido Presidente del ILCE por los representantes de los países que forman parte del benemérito organismo. Atinada designación es ésa. Reyez Tamez hizo de la Universidad Autónoma de Nuevo León una institución ejemplar, y al frente de la SEP ha realizado una labor muy apreciable. Seguramente el ILCE se beneficiará con el trabajo de este mexicano que en forma callada, pero tesonera y efectiva, ha hecho mucho bien en las tareas educativas... El sheriff de Chimichurrias, villorrio perdido en el Panhandle de Texas, informó por teléfono a la AP que un asesino convicto, Brawler Jack, moriría en la cámara de gas del pueblo. "¿Tienen ustedes cámara de gas en Chimichurrias?" -se sorprende el reportero. "Sí -responde el sheriff-. Metemos al condenado en un cuartito, lo amarramos en una silla y le dejamos caer en la cabeza un cilindro de gas"... Lady Highbuttocks despidió a su criada, miss Tinguette. La mujer no se quedó callada. "Quiero que sepa, milady -le informó airadamente- que su esposo me dijo que cocino mejor que usted, y que soy mejor ama de casa que usted". Lady Highbuttocks no contestó nada. "Y además -prosigue la furiosa fámula- quiero que sepa que hago el amor mejor que usted". "Supongo -replica entonces sí lady Highbuttocks- que eso también te lo dijo mi marido". "No -replica la mucama-. Eso me lo dijo el chofer"... FIN.
