Babalucas estaba en la ducha. Su esposa entró en el baño con la confianza -y el desinterés- que dan 20 años de matrimonio. La señora se sorprendió al ver la entrepierna de su marido llena de copiosa espuma. Le preguntó azorada: "¿Por qué tienes tanta espuma ahí?". Babalucas le muestra el frasco del champú y responde: "La etiqueta dice: ?Champú de huevos?"... (Otro cuento más como ése y la Pía Sociedad de Sociedad Pías fulminará pena perpetua de ostracismo para el autor de estas sencillas líneas)... Entre el riquísimo catálogo de modismos mexicanos está ése de ?mandar a alguien por un tubo". La expresión significa no hacerle caso a alguien; desestimar sus dichos u opiniones; desdeñarlo. Me parece que nuestros vecinos del norte exageran la nota cuando protestan por la emisión en México de una estampilla de correos con la figura de Memín Pinguín, un negrito -perdón: afromexicanito- que estuvo de moda aquí ya hace algunas décadas. En ese personaje los profetas profesionales norteamericanos, y los políticos políticamente correctos han visto un "estereotipo racial", cuando ninguna relación hay entre él y la comunidad afroamericana de los Estados Unidos. Los yanquis tienen mirada de lince para encontrar la paja en el ojo ajeno, y vista de topo para advertir la viga en el propio. Los estereotipos sobre los mexicanos que usan ellos han ido desde el campesino holgazán que duerme una eterna siesta recargado en un cactus y tapado con su sarape y su sombrero de anchas alas, hasta la figura actual del greaser, un individuo sucio, perezoso, ladrón y dado a la violencia; pasando por el pintoresquismo elemental del ratón Speedy González, el más piadoso entre todos esos burdos clisés. Todo lo que los estadounidenses no pueden ya decir de la gente de color lo dicen ahora de los latinos en general, y de los mexicanos en particular. Eso es fariseísmo, hipocresía pura. No digo que la estampilla de Memín Pinguín sea un monumento cultural, pero sí digo que no hay por qué retirarla de la circulación. Mandemos por un tubo, pues, a esos vociferantes y soberbios predicadores que en nombre de la equidad racial incurren en racismo, y despidámoslos con una sonora trompetilla: "¡PTRRRRRRR!"... Un hombre llegó a la florería y ordenó una corona funeral. Le pide al encargado: ?Ponga en el listón: ?Mi más sentido pésame. Ciberio". Sugiere el de la florería: "El listón puede llevar hasta diez palabras. Por el mismo precio podría usted añadir otras cinco". La piensa un poco el individuo y luego dice: "Bueno; entonces ponga también: ?Se dan clases de computación?"... El novio de Susiflor les comenta a los papás de su prometida: ?Ustedes quieren que esperemos un año para la boda. Y yo con mucho gusto me esperaría, pero según lo que dice el ginecólogo de Susiflor debemos casarnos lo antes posible?... Un señor de edad madura trotaba sudoroso por el parque. Le cuenta a un amigo: ?El doctor me dijo que mi vida sexual mejorará si corro cinco kilómetros por día. Hoy he corrido 30, a ver si eso me sirve para hoy en la noche?... El doctor le pide al viejecito: ?Diga ?A??. Enuncia penosamente el veterano: ?W... X... Y... Z...?. El facultativo se vuelve hacia los familiares del señor y les dice: ?Me temo que está en las últimas?... FIN.