Aquel equipo de beisbol, los Beeveedees, andaba de capa caída. Sus jugadores perdieron 10 de los primeros 11 juegos de la temporada, y luego cayeron en un slump. "Slump" es el nombre que en lenguaje beisbolero recibe una mala racha. Así las cosas, el manager del equipo, Bummer Kluck, se puso a buscar nuevos peloteros. Entre los aspirantes se presentó un caballo, que ofreció sus servicios de pitcher abridor. "En mi anterior equipo -le dice a Kluck- gané veinte juegos en la temporada. Mi porcentaje de bateo es de .457". Sin poder dar crédito a lo que oía, Bummer lo contrató, y lo puso a lanzar el primer juego. En la primera entrada el caballo ponchó a los tres bateadores del equipo rival. En la segunda repitió la proeza: igualmente despachó a los tres. Los partidarios de los Beeveedees estaban entusiasmados. Le llegó al maravilloso equino su turno al bat. El caballo le tiró el primer lanzamiento, y su batazo fue tan poderoso que la pelota fue a dar al fondo del parque. Pegó de aire en la barda; seguramente era un triple. El jardinero del otro equipo chapuceó la pelota antes de hacer el tiro al cuadro. Al segunda base se le cayó la bola y tuvo problemas para hallarla. El pitcher la recogió e hizo un mal tiro a la primera. Al primera base se le fue la pelota y batalló también para encontrarla. Por fin la halló, y con facilidad sacó el out: el caballo, a pesar de haber bateado para triple, aún no llegaba a primera base: iba apenas a medio camino entre primera y home. Regresa el solípedo al dugout y el manager le dice: "No cabe duda, Horshit: pichas extraordinariamente bien, y se ve que eres un magnífico bateador. Pero no corres nada". Responde el caballo: "Caón, si supiera correr estaría en el hipódromo, y no jugando este chingao juego que ni le entiendo bien"... Un señor, su esposa y la mamá de ella fueron de vacaciones a Loch Ness, en Escocia. El matrimonio estaba en la orilla del lago tomando un refrigerio cuando se oyeron entre la gente voces excitadas: "¡Allá está el monstruo! ¡Mírenlo!". Preocupado, el señor se vuelve hacia su esposa y le pregunta: "¿No se habrá metido tu mamá a nadar?"... En la casa de mala nota una de las muchachas le aconseja a otra: "Por ningún motivo vayas al cuarto con aquel tipo que acaba de llegar. Se llama Sadelio, y pide cosas muy feas". "¿Como qué?" -pregunta la otra. Responde la primera: "Como, por ejemplo, que le fíen"... Doña Frigidia asombraba con su cultura a sus amigas. Un día le pidieron que les dijera cómo había adquirido tanto saber. Explicó doña Frigidia: "Todas las noches mi marido me hace el amor, y yo aprovecho el ratito para leer"... Capronio, cosa rara, llevó a su esposa a cenar fuera. Mientras cenaban a cada momento le tomaba la mano y se la besaba. Ella se sentía halagada, pero era de naturaleza tímida, de modo que le dice, ruborosa: "Por favor no me beses tanto la mano, Capronio. La gente nos está viendo". "No te la estoy besando -replica de mal talante el ruin sujeto-. Lo que pasa es que no me pusieron servilleta"... Aquel tipo llegó borracho a su casa en horas de la madrugada. Abrió la puerta, entró tambaleándose y la cerró dando un portazo. Luego, retador, lanzó un estentóreo grito de mariachi y dijo a voz en cuello al tiempo que subía la escalera: "¡Son las 4 de la mañana, y vengo bien borracho! ¡Y qué, y qué, y qué!". Entra en la recámara, enciende todas las luces, se planta al pie de la cama y repite desafiante: "¡Vengo borracho! ¿Hay algún problema?". Luego va al baño, se mira en el espejo y dice con una gran sonrisa: "¡Caramba, qué bonito es ser soltero!"... FIN.