La mamá de Pepito estaba en la sala con sus amigas del club de costura. De pronto entra el chiquillo, se planta en medio de las señoras y anuncia con tono de gran seguridad: "Ya sé cómo nacen los niños". Se hizo el silencio entre las damas. Una de ellas pregunta con sonrisa forzada y voz meliflua: "¿Cómo nacen, Pepito?". Contesta el niño: "Salen de la panza de su mamá". El silencio vuelve a hacerse. Y añade Pepito: "Lo que no sé es cómo entran ahí"... El señor miraba por la ventana de la calle mientras su mujer lavaba los platos en la cocina. "Mira, -dice de pronto el señor- Ahí va la mujer ésa con la que el vecino tiene relaciones íntimas". Al oír aquello la mujer avienta los platos, sale corriendo de la cocina y llega desbocada a la ventana. "¡Qué me dices! ?exclama decepcionada-. Esa mujer es la esposa del vecino". Replica el señor: "¿Y acaso no tiene con ella relaciones íntimas?"... Un viejecito bailaba alegremente en un antro, y mostraba más vitalidad que un muchacho en plena juventud. Una linda chica le dice: "Estoy maravillada con usted, señor. ¡Qué energía tiene! ¡Qué agilidad, y qué capacidad de movimiento! Perdone la indiscreción: sus otras facultades ¿están aún completas?" "-No, hija, no -responde el viejecito con tristeza-. ¡Qué diera por tener mis facultades completas! Mira: precisamente anoche salí de aquí con una muchacha. Fuimos a mi departamento. En la madrugada me desperté y la moví un poco para tener algo de acción. ?Pero don Senilio -me dijo ella-. Lo acabamos de hacer hace 15 minutos ¿y ya quiere usted otra vez???. Suspira el ancianito y concluye: ?¿Lo ves? No tengo completas mis facultades. Se me olvidan las cosas" ... Todo andaría mejor en este país si el pueblo hablara más y los políticos hablaran menos. Bien conocidos son los funestos resultados que la locuacidad de los hombres públicos ha provocado en todos estos años en que sólo hemos gozado un minuto de silencio: cuando el centenario de la muerte de don Benito Juárez. Los políticos deberían hablar menos y actuar más en bien de la nación. Casi siempre esos señores y señoras hablan mucho, y generalmente sus declaraciones son a bote pronto, sin que medie ninguna reflexión. Sus improvisaciones ?especialmente las del Presidente de la República- se prestan a confusiones que luego ellos mismos, o sus voceros, deben aclarar. Menos palabras, pues, y más y mejores obras en bien de la República... Aquel gendarme seguía a un individuo sospechoso. De pronto lo perdió de vista. Vio a un hombre recargado en el poste de la esquina. Era Babalucas. Corre el policía hacia él y le pregunta ansiosamente: ?Perdone usted, señor: ¿alguien dobló la esquina??. ?No sé ?responde Babalucas-. Cuando llegué ya estaba doblada?... A pesar de sus años el maduro señor se las arregló para hacerle una noche el amor a su esposa. Ella quedó extasiada. Le pregunta a su marido: ?Viejito: ¿cuándo haremos esto otra vez??. Responde él sin aliento: ?Tú di el día, y yo te diré el año?... Bustolia Granderriére, vedette de moda, estrenaba vestido. Le dice una amiga: ?¡Qué precioso vestido! ¡Me imagino lo que dicen los hombres cuando te lo pones!?. Responde Bustolia: ?Eso es nada comparado con lo que dicen cuando me lo quito?... Una señora les contaba a sus amigas la forma en que su marido había logrado vencer al insomnio. ?Usa un procedimiento de autosugestión ?les dice-. Se va hipnotizando a sí mismo poco a poco. Ya acostado comienza a hablarles a las diversas partes de su cuerpo. Les ordena: Cabeza: duérmete... Cuello: duérmete... Tórax: duérmete... Estómago: duérmete. Muslos, duérmanse?...?. ?Oye ?la interrumpe con pícara sonrisa una de las amigas-. Te saltaste algo?. ?No ?replica la señora-. Eso ya lo tiene dormido desde hace varios años?... FIN.