Florilí les dice muy compungida a sus papás: ?¿Recuerdan que me hablaron de las abejitas y de las florecitas? ¡Pues la abejita ya me dio un piquetito!?... Aquel caballero se sorprendió bastante cuando una atractiva joven a quien no conocía lo saludó con gran cordialidad. Cuando la chica advirtió el desconcierto del señor, le dijo: "Perdone usted. Creí que era el papá de dos de mis niños". La confusión del pobre hombre aumentó: no sabía que la muchacha era maestra de escuela... Don Cornulio y su esposa asistieron a la inauguración de una exposición pictórica. Don Cornulio se amoscó bastante al advertir que el pintor saludaba con demasiada familiaridad a su señora, y más se amoscó cuando vio un cuadro que representaba a una mujer desnuda, y en la modelo notó un gran parecido con su esposa. ?¡No me digas ?le preguntó indignado- que has estado posando desnuda para ese hombre!?. ?Te juro que no ?protesta ella-. Debe haberlo pintado de memoria?... Y a los pobres, ¿quién los representa? ¿Quién representa al artesano humilde, a la señora que tiene el tendajito de la esquina, al obrero que apenas gana para comprarles zapatos a sus hijos, al hombre que llegó del campo a la ciudad para buscar trabajo, al pensionado o jubilado que se angustia al ver que cada día su cheque vale menos y las cosas cuestan más? A ellos ¿quién los representa? Ellos, los de las calles y barriadas pobres, los habitantes de las colonias marginadas que son el río revuelto para ganancia de este partido y de aquél y el otro; ellos, que son el pueblo del que se habla en los discursos. Todo lo malo les sucede a ellos. Todo pesa sobre ellos. Suben los precios, y sube el monto de los recibos del gas, del agua, de la luz; suben los impuestos. Y ellos reciben esos males como si fueran rayos o acontecimientos cósmicos, sobrenaturales, contra los cuales nada puede hacerse. Malo es que los pobres no tengan lo suficiente para poder vivir con dignidad. Peor es que no tengan voz ni quien hable por ellos. Son tan pobres que ni siquiera pueden decir: "Esta boca es mía"... Dulcilí se casó, y fue con su flamante esposo a una luna de miel que duró más de un mes. Durante su ausencia el arquitecto les acondicionó la casa en que iban a vivir. Cuando la parejita regresó el arquitecto le mostró a la recién casada lo que había hecho. Le pidió que mirara los pisos y le dijera si eran de su gusto; que revisara las paredes, a ver si la textura había quedado bien; que aprobara el enlucido de los techos. Todo lo vio con atención la chica, pero los techos no los quiso ver. "¿Por qué?" -le preguntó extrañado el arquitecto. Responde ella: "Durante los últimos treinta días no he visto otra cosa ". (NOTA: Pobrecita; seguramente vio demasiados techos de catedrales, museos, etcétera)... Y para concluir, he aquí un chiste bastante majadero. Las personas que no gusten de leer chistes bastante majaderos pueden escoger entre estas dos opciones: saltarse hasta donde dice ?FIN? o pedirle a alguien que les lea el chiste... Dos muchachas estaban en la playa cuando pasó frente a ellas un hombre joven, alto, robusto, musculoso. "¡Ése es mi tipo de hombre! ?le dice muy entusiasmada una de las chicas a la otra-. ¡Ya me imagino lo feliz que sería yo por las noches si me casara con él!". Responde la otra: "No te guíes por las apariencias. Un vecino mío tiene en su casa un garaje enorme, como para tres automóviles, y lo único que tiene ahí es una bicicletita... (No le entendí)... FIN.
