En la cantina le dice un tipo a otro: ?Soy un canalla. He estado engañando a mi esposa. Pero ahora mismo voy a pedirle perdón?. Llega a su casa el contrito sujeto. Hecho un mar de llanto le confiesa a su esposa su infidelidad, y le suplica que perdone su desvío. ?Te perdonaré ?contesta muy digna la señora-, si me dices el nombre de la mujer con la que me engañaste?. ?Eso no te lo puedo decir? ?responde él. ?Ya sé ?dice ella-. Ha de ser la vecina del 14. Le encantan los maridos ajenos?. Él calla. ?O si no ?prosigue la señora-, ha de ser la comadre Ardilia. Más de una vez le ha puesto los cuernos al compadre?. El marido no responde nada. ?Si no es ninguna de ellas ?prosigue la señora- entonces ha de ser mi amiga Coñeta. Parece una mosquita muerta, pero con todos jala?. Al día siguiente el amigo del tipo le pregunta: ?¿Te perdonó tu esposa??. ?No ?responde él-. Pero me dio muy buenas pistas?... Usurino Matatías, el hombre más avaro de toda la comarca, estaba en la estación del tren. Se le acercó un astroso individuo. ?¡Señor! ?le dice con gemebunda voz-. ¡Tengo tres días sin comer! ¡No he podido conseguir ni siquiera un trozo de pan para mi esposa y mis hijitos! ¡Mírelos ahí, cómo lloran! ¡Estoy a punto de suicidarme por la desesperación! ¿Puede darme una ayudita??. ?Claro que sí, buen hombre ?exclama el avaro, conmovido-. Póngase aquí, junto a las vías, y cuando llegue el tren le daré un empujoncito?... Es falsa y calumniosa la versión según la cual el pueblo de México está mal alimentado. Por el contrario: sólo los ciegos o quienes alientan perversas intenciones dejarán de advertir el hecho indiscutible de que los nuevos mexicanos son más fuertes que los de la generación pasada. Hace apenas unos cuantos años, por ejemplo, se necesitaban dos personas, -el marido y su esposa, por ejemplo- para cargar las bolsas de las mercancías que con 500 pesos compraban en el supermercado. Ahora, en cambio, basta un niñito de tres años para cargar lo que se compra con esa misma cantidad. ¿Dejarán, pues, los profetas del pesimismo de decir que los mexicanos están mal alimentados?... ?Papi ?pregunta el niño-. ¿Cuál es la capital de Portugal??. ?No sé, hijo?. ?¿Y el río más importante de Egipto??. ?No sé?. ?Y dime: la luna ¿tiene luz propia??. ?Tampoco sé, hijo?. En ese momento interviene la mamá del niño: ?Asquilio, deja tranquilo a tu papá. Está descansando?. Y dice el hombre: ?Déjalo, mujer. El chico tiene derecho a instruirse?... Babalucas y su amigo Memelo andaban buscando trabajo. Pasaron frente a un edificio en cuya puerta había un letrero: ?Se necesitan tres hombres?. ?¡Qué lástima! ?exclama con desconsuelo Babalucas-. ¡Nosotros somos nada más dos!?... Sentados en la banca de un parque dos viejecitos veían a las lindas muchachas que pasaban libres y alegres, y a las parejas que se besaban apasionadamente. ?Te noto triste ?le dice uno de los ancianitos a su amigo-. ¿Qué te pasa??. ?Pienso en nuestra mala suerte ?responde el otro-. El mundo en plena revolución sexual, y nosotros sin parque?... Viene ahora un cuento muy rojo. Las personas que no gusten de leer cuentos muy rojos suspendan aquí mismo la lectura... Una mujer llegó a la farmacia y preguntó al encargado: ?¿Venden aquí condones extralargos??. ?Sí ?contesta el hombre-. ¿Quiere uno??. Responde ella: ?No. ¿Le importa si me siento a esperar que llegue un cliente y lo pida??... (La verdad, no le entendí)... FIN.