Empédocles Etílez y Astatrasio Garrajarra, los más conspicuos borrachos del pueblo, iban por una calle del lugar. Le dice Empédocles a su contlapache: "Tengo una idea: caminemos hacia aquella cantina". Replica Astatrasio: "Yo tengo una idea mejor: corramos"... El automóvil hizo alto en el semáforo, y el hombre y la mujer que iban en él aprovecharon el momento para darse apasionados besos. Un sujeto empezó a golpear con fuerza la ventanilla del coche. Baja el vidrio el conductor y le reclama airadamente: "¿Por qué golpea así la ventanilla? ¡Ni que fuera suyo el coche!". Contesta el otro: "El coche no, pero la esposa sí"... Llegó un chaparrito con el médico. "Doctor -le dice preocupado-. Tengo un continuo dolor en la entrepierna, y los éstos los traigo siempre inflamados". El galeno lo examina. Luego, sin decir palabra, trae un par de tijeras de tamaño impresionante. "¡Santo Cielo! -exclama con angustia el chaparrín, que se había educado con los felipanos-. ¿Qué me va a cortar, doctor?". "A usted nada -dice el facultativo-. Pero a sus botas voy a cortarles la parte de arriba, pues eso es lo que está provocando el problema"... Cuando Vicente Fox termine su gestión de Presidente un vasto sector de la opinión pública dirá que todo lo hizo mal. Aunque sea muy vasto ese sector su dicho será equivocado. Ni en la vida del gobierno ni en el gobierno de la vida nadie hace todo mal, ni todo bien. La tarea de gobernar es una sucesión de aciertos y de errores. Más de éstos que de aquéllos, en efecto, ha tenido Fox. Pero un acierto grande tuvo que nadie ya recuerda, y al cual, sin embargo, debe mucho este país. Tal acierto consistió en no acompañar a Bush en su brutal embestida contra Iraq. El Presidente de México resistió las presiones internas y externas que pudieron llevarlo a dar su apoyo al norteamerica-no en esa injusta guerra. La actitud de Fox nos salvó del terrorismo que ahora se cierne sobre las naciones que participaron junto con los Estados Unidos en ese ataque infundado. Acabo de regresar de Londres. Durante los días que estuve en la capital británica sentí la tensión en que viven ahora los ingleses por causa de la amenaza terrorista. Reconozcamos, pues, el acierto de Fox. Ahora estamos viendo los buenos frutos de esa atinada acción... Don Cornulio era hombre metódico: de su casa al trabajo y del trabajo a su casa. Por eso su esposa se sorprendió bastante cuando su marido le anunció que ese día llegaría tarde a casa, pues iba a trabajar horas extra. Sucedió, sin embargo, que el jefe de don Cornulio le dijo que no sería necesario que se quedara, de modo que el metódico señor llegó a la hora de costumbre. ¡Sorpresa! Su señora estaba en el lecho conyugal en compañía de otro hombre. Es natural que don Cornulio prorrumpiera en pesias. "¡Mala mujer! -le gritó a la pecatriz-. ¡Vulpeja inverecunda, aleve furcia, coima fementida!". "Mira, Cornulio -responde calmosamente ella-. Podré ser todo eso que dices, pero al menos no soy una mentirosa, como tú, que dices que vas a llegar tarde del trabajo y luego, sin consideración alguna, te apareces a la hora de siempre"... En el zoológico una señora le pregunta al encargado de los reptiles: "¿Qué hace usted cuando lo muerde una serpiente?". Explica el hombre: "Me chupo la parte donde me mordió, para extraer el veneno". Pregunta de nuevo la visitante. ahora con tono picaresco: "¿Y si alguna vez la serpiente lo muerde en una parte que usted no se pueda alcanzar?". Responde el individuo con tono filosófico. "Señora, ese día sabré si entre mis compañeros tengo un verdadero amigo"... FIN.
