El nuevo profesor le dice a Pepito: ?Me cuentan que eres muy listo. Vamos a ver si es cierto. Dime: ¿Cómo se pueden tapar dos agujeros con un agujero??. Ante la expectación del grupo Pepito piensa largo rato y luego confiesa: ?No sé?. Le dice el maestro con tono de vencedor: ?¿Ya ves? No eres tan listo como crees. Mira cómo se pueden tapar dos agujeros con un agujero?. Así diciendo hace un círculo con los dedos índice y pulgar de su mano derecha, y con él se cubre los poros de la nariz. ?¿Lo ves? ?dice a Pepito-. Así se tapan dos agujeros con un agujero?. Al día siguiente Pepito le dice al profesor: ?Ahora usted adivíneme esta adivinanza. ¿Cómo se pueden tapar 12 agujeros con un agujero??. El maestro, confuso y amoscado, se esfuerza en hallar la respuesta, pero al fin se da por vencido. ?No sé ?dice a Pepito-. ¿Cómo puedo tapar 12 agujeros con un agujero??. Le contesta Pepito: ?Cómprese una flauta y póngasela ya sabe dónde?... Dos rancheritos estaban en el lobby de un hotel. Uno de ellos le comenta al otro: ?Qué cosa tan rara estoy viendo, compadre. Se abre esa puertita y salen una gentes. Entran otras y se vuelve a cerrar. De ratito se abre y no sale nadie. ¿Qué será??. Claro que lo que miraba el rancherito era el elevador. ?Vamos a ver qué es, compadre? ?propone el otro-. ?-No ?se resiste el primero-, no nos vaya a pasar algo?. El compadre insiste, y los dos entran en el elevador. Les pregunta el elevadorista: ?¿A cuál piso??. Responde apresuradamente el rancherito señalando a su compadre: ?A éste, que es el que anda de curioso?... Decía Napoleón que para ganar una batalla se necesitan tres cosas: dinero, dinero y dinero?. Esas mismas tres cosas se necesitan ahora en México para ganar una elección. Tanto tienes, tanto sales. Antes decidía el gran dedo; ahora decide la televisión. Y la televisión es más cara que el gran dedo. En aquellos tiempos el que se movía no salía en la foto; ahora el que no se mueve no sale en la pantalla. Y para ser electo se necesita apantallar. La cosa, desde luego, es explicable: esto de la democracia es uno de los frutos de la libertad, y la libertad consiste en la posibilidad de escoger, ya sea entre dos marcas de jabón o entre dos candidatos a un puesto de elección popular. Para vender el jabón hay que anunciarlo, e igual para vender al candidato. La política, entonces, ya no pertenece al campo del bien común, sino de la mercadotecnia. Así como se habla del mercado laboral tendrá que hablarse ahora del mercado electoral. En ese comercio político se olvida el interés comunitario, y conceptos como el de bien común, o el de servicio público, llegan a ser zarandajas sin sentido... Una muchacha joven y rozagante se casó con un señor de edad más que avanzada. Como el marido ni nada ni nada, la muchacha fue con un doctor y le pidió que le recetara algo a su marido, de modo que pudiera darle a ella algunas expresiones de rendido amor. El doctor recomendó unas píldoras cuyo efecto, dijo, era seguro y fulminante. Un mes después el doctor le pregunta a la muchacha ?¿Qué resultados tuvieron las píldoras, señora??. ?Extraordinarios, doctor ?responde ella-. Tan pronto las tomó mi marido empezó a hacerme el amor tres veces diarias, en la mañana, en la tarde y en la noche?. ?-Magnífico? ?dice complacido el médico. ?Y ayer ?continúa diciendo la muchacha-, lo hizo otras cuatro veces antes de morir?... En el avión la novia le contó al novio que una vez había tenido un tropezón. Cuando llegó la noche de bodas el flamante marido descubrió que su mujercita ya no era doncella. Le dice la muchacha: ?Acuérdate: yo te confesé que había tenido un tropezón?. ?Sí ?responde mohíno el desposado-. Pero en mi pueblo los tropezones se dan con las patas, no con las pompas?... FIN.