Hoy diré por qué considero que de esos dos males que se llaman el uno Andrés Manuel López Obrador y el otro Roberto Madrazo Pintado considero que éste, Madrazo, es el mal menor. Antes, sin embargo, daré salida a un breve episodio más en la vida conyugal de lady Loosebloomers y su marido lord Feebledick. Llegó milord a su casa después de terminada la cacería del faisán y encontró a su mujer en el lecho conyugal acompañada por Wellh Ung, el pelirrojo criado de la finca. Se veía a las claras que un trance de lujuria había tenido ahí lugar, pues milady fumaba morosamente un cigarrillo egipcio en su larga boquilla de carey, la gris mirada perdida en el vacío, en tanto que el mancebo, exhausto tras el intenso deliquio pasional, yacía todo desmadejado y con los miembros lasos. Levantó lord Feebledick la escopeta Soutin que llevaba, de dos cañones, damasquinada, calibre 12, fabricada en Bélgica, y se dispuso a enviar sendos disparos al inerme amante de la pecatriz. Lo detuvo Lawson, su montero, que le dijo con tono de reproche: "Así en reposo no, milord. Espere a que levante otra vez el vuelo"... Entre López Obrador y Madrazo ni a cuál irle. En ambos encarnan los peores vicios de la política a la mexicana. Si Madrazo gana la Presidencia se corre el riesgo de que resurja el viejo PRI y caigamos en una segunda era de dominación priista, con todas sus corrupciones y sus lacras. Con Madrazo llegarían personajes como Murat, Montiel y demás representantes de ese priismo duro, estólido, sin sentido ninguno de la ética. Si triunfa López Obrador con él vendrían todos los males que derivan del caudillismo mesiánico, el autoritarismo, la demagogia populista y la falta de respeto a las instituciones y a la ley. El perredista -apenas ayer vehemente priista- traería consigo una caterva de gente sin escrúpulos: Bejarano, Padierna, Ponce, Ímaz serían sólo algunos de los muchos integrantes de esa bajuna picaresca. Nos hallamos entonces entre Escila y Caribdis, vale decir entre dos grandes riesgos igualmente peligrosos. El PRD se fue a la cargada. Los perredistas, ansiosos de poder, se fueron tras el seguro ganador y prescindieron de elementos valiosos de la izquierda, entre los cuales Cuauhtémoc Cárdenas no era el único. Dije, y sigo diciendo, que este país necesita hoy por hoy un gobierno de izquierda, con inspiración de justicia social encaminada a mejorar las condiciones de vida del pueblo pobre mexicano. Pero esa izquierda de ningún modo está representada con autenticidad por López Obrador. El PRI, por su parte, que hubiera podido salir a la contienda con una nueva cara -Enrique Jackson, Martínez y Martínez- sacrificó sus esperanzas y presenta una moneda de dudoso cuño cuyas dos caras, la de Madrazo y la de Montiel, son en verdad una misma cara, aquella de los antiguos vicios. Del PAN ni hablar: entre Fox y la señora Marta han arruinado cualquier posibilidad que el partido blanquiazul podría tener de conservar la Presidencia. Ni siquiera por valoración ética es dable sufragar ahora por Acción Nacional, habida cuenta de que el partido que antaño fue "de la gente decente" comparte hoy los desvíos y corruptelas de los otros. Estamos, pues, ligeramente jodidísimos. No podremos escoger entre lo mejor: tendremos que tomar lo menos malo. Y pienso que entre Madrazo y López Obrador el menos malo es Madrazo. Siento que al decir eso hago violencia a mis principios, pero me atengo al jesuítico apotegma según el cual entre dos males se debe escoger el menor. López Obrador representa el caos que trae consigo la ilegalidad. Madrazo representa lisa y llanamente la corrupción. Y, bien vistas las cosas, contra la corrupción puede uno defenderse -tan acostumbrados así estamos a ella-, pero contra el caos no. Ahora véngaseme otra vez el mundo encima, con todo y El Moquetito, Tamaulipas... FIN.