Un joven le preguntó a don Geroncio, señor ya muy entrado en años: "Aquí en confianza, don Geri: a su edad ¿cómo es hacer el amor?". "Te lo diré, muchacho -responde tristemente el veterano-. Imagina que juegas al billar y usas, en vez de taco, un trozo de cuerda"... Era viernes por la mañana, y Pepito se portaba mal en clase. La maestra lo puso en un rincón y lo amonestó severamente: "Es la quinta vez que te castigo en esta semana, niño". "Y podríamos seguirle, profesora -contesta el ruin chiquillo-, pero ya mañana es sábado"... La guapa chica llevó a su perro schnauzer con el veterinario. "Me parece, doctor -le dijo inquieta- que se ha quedado sordo". El médico examinó al animalito y luego tranquilizó a su ansiosa propietaria: "Su mascota oye perfectamente, señorita. Lo que pasa es que tiene demasiado pelo en el interior de sus orejitas. Compre usted cualquier depilatorio en la farmacia, aplíqueselo unas cuantas veces y ya verá que el problema se resuelve". Fue la muchacha, en efecto, a una farmacia y le pidió al encargado un depilatorio. "Tengo éste -le muestra el farmacéutico-. Para las piernas úselo tal como viene en la botella. Para las axilas le recomiendo que lo diluya en medio litro de agua". "No, -replica la muchacha-. Lo quiero para mi schnauzer". "En ese caso -vacila el hombre- quizá será mejor que lo diluya en un litro de agua. Y tenga mucho cuidado al sentarse"... Iba un viajero en su automóvil por un camino rural, y extravió el rumbo. Vio en la orilla una pequeña casa en cuyo portal estaba una ancianita tejiendo en su mecedora. El hombre detiene su vehículo y le pregunta: "Disculpe usted, señora. ¿Podría decirme cómo salir a la carretera?". Responde la vejuca: "No sé, señor; perdone". Da las gracias el hombre y reinicia la marcha. Pero no se había alejado mucho cuando oyó que la ancianita le gritaba, y vio por el espejo retrovisor que le hacía señas para llamarlo. El conductor puso la reversa y desanduvo el camino hasta llegar otra vez con la viejita. Le dice ella: "Y mi esposo tampoco sabe"... Casó Simplicio con Lavinia. La escogió como esposa porque pensó que la elegida había conservado intacta la gala de su doncellez. Llegó el momento de consumar las nupcias, y él se acercó, meloso, a su flamante mujercita. "¡Caramba! -exclama ella con disgusto-. ¿Por qué todos los hombres piensan nomás en esto?"... Una dama detuvo su coche al ponerse el semáforo en rojo. Se encendió la luz verde y ella siguió ahí. Se puso en ámbar el semáforo, se puso otra vez en rojo y otra vez en verde, y la señora no movía su coche. Desciende de su vehículo el hombre que estaba atrás de ella y le pregunta: "¿Qué sucede, señora? ¿Ningún color le gusta?"... Va el marido con su esposa y le informa: "Hace media hora el candil de la sala le cayó en la cabeza a tu mamá. Ahí está, sin sentido, tendida sobre el suelo en decúbito dorsal". "¡Hace media hora! -clama la señora apresurándose con angustia hacia la sala-. ¿Y por qué hasta ahora me lo dices?". Responde el individuo: "Porque me agarró la risa y no podía hablar"... Don Algón, salaz ejecutivo, le dice en una fiesta a Rosibel, muchacha pizpireta: "Permítame manifestarle, señorita, que se ve usted muy atractiva con su suéter ceñido y su faldita corta". "Gracias, don Algón -sonríe ella, coqueta-. Usted también se ve muy atractivo con su cartera y su libreta de cheques"... Llegó un comerciante a su casa en el momento en que su esposa estaba en trance de fornicio con su más reciente amigo. Escucha ella los pasos en la escalera y le indica en voz baja a su galán. "Es mi marido. Dile que eres auditor de Hacienda. ¡Les tiene un miedo!"... FIN.